El conflicto social se genera por varios motivos, entre ellos porque los animales tienen jerarquía y les cuesta ceder su espacio, pero también por el trato que reciben. “Hay veces que son muy mimados”, resalta la profesional.
Cuando en la casa se tiene una sola mascota, por lo general, esta hace lo que quiere y recibe mucha atención. Cuando llega un nuevo integrante a la familia, esa atención se disipa, ya no puede ingresar a ciertos sectores de la casa y, si se trata de un bebé, muchas veces se le prohíbe acercarse.
Todo esto hace que la mascota sienta un rechazo hacia el nuevo integrante, incluso, toman la prohibición como un castigo.
Otro aspecto fundamental en este caso es el carácter del animal, eso también tiene mucho que ver, ya que no todos reaccionan mal, asegura Manchini.
Prevención
Si son perros o gatos, se debe tener en cuenta que existe un periodo importante, que va desde las primeras tres semanas hasta que cumplan los tres meses, cuando es importante que se les presente a otras mascotas de su especie, así como otras especies.
“Por ejemplo, si se tiene un amigo que tiene otra mascota con el plan de vacunación al día, es importante que se les presente. Ellos tienen que relacionarse con su misma especie, también de diferentes razas y tamaños, así como con otras especies”, remarcó.
Tratamiento
Si el problema ya está instalado, todo dependerá de los dueños, de cómo manejen la situación y de que no hagan diferencia entre ambos.
También se puede recurrir a un profesional para condicionarle y habituarle a compartir, utilizando refuerzos positivos o premios, siempre con la presencia del otro.
Cuando se presenta este tipo de casos, es importante tratarlo de inmediato, ya que, cuanto más tiempo pasan peleando, se hace más difícil el tratamiento e incluso hay algunos casos que ya no se pueden solucionar, explica Sofía.
La mascota que recibe al nuevo miembro le mostrará qué lugar ocupa él y cuál será el suyo. Esto se puede dar con algunas peleas leves, que no deben llegar a una alta agresividad.