“Ciertos Estados y grupos antiderechos están debilitando el sistema interamericano”

Desde el 2009 Mirta Moragas participa en forma consecutiva de los anuales periodos ordinarios de la Asamblea General de la Organización de Estados Americanos. Ella es máster en Estudios Legales Internacionales por la American University Washington College of Law, defensora de derechos humanos e integrante del Consultorio Jurídico Feminista.
–¿Cómo observa hoy a la OEA, después de algunas crisis que tocó afrontar a la Organización, como la salida de Venezuela y Nicaragua, los problemas financieros en órganos como la CIDH y la Corte-IDH?

–La OEA tiene varias complejidades en su interior. Recordemos que Luis Almagro (secretario general) ha sido bastante cuestionado por Bolivia por un informe de observación electoral, que después prácticamente se desmintió, y hoy es el día en que no está presentando la auditoría de esa misión de observación.

Después hay unas críticas del Grupo del Caribe que son 14 Estados, que le critican Almagro y a la OEA en general el poco interés que le dan a temas que le importan al Caribe, como el cambio climático y la crisis climática y también el excesivo interés en temas como Venezuela, Nicaragua, Cuba, en detrimento de otros que afectan a la región. Hay unas tensiones geopolíticas muy importantes que la OEA no está pudiendo resolver adecuadamente.

A esto tenemos que sumar que hay ciertos Estados que, por un lado, se unieron voluntariamente al Sistema de Protección de Derechos Humanos, pero después no quieren acatar lo que emana de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos o resuelve la Corte-IDH. En algún momento hubo, con apoyo de los grupos antiderechos, una campaña de desfinanciamiento del sistema de protección de derechos humanos.

–¿Se superó esa campaña?

–En realidad, hay toda una crisis vinculada a cómo los grupos antigénero y antiderechos humanos están debilitando los sistemas de protección de derechos humanos en países donde no se están cumpliendo adecuadamente los derechos humanos, que son muchos países en esta región, donde lo único que tienen las personas, los grupos, las organizaciones, es el sistema de protección internacional. Pero son los propios Estados, ciertos Estados, los que están debilitando eso con el apoyo de grupos antigénero y antiderechos. Es preocupante esto; coloca a la OEA en una situación muy compleja.

También hay toda una crítica del Caribe respecto a que las configuraciones de esta región no están realmente dentro del Sistema. En el Caribe tienen un sistema jurídico que es diferente al que tenemos en Latinoamérica.

–En 2014, Paraguay no acompañó una resolución que instaba a rechazar todas las formas de discriminación contra las personas por motivos de orientación sexual e identidad o expresión de género. Ahora, 10 años después, de nuevo estos temas vuelven a avivar el debate en la sociedad, a propósito de la realización aquí de la Asamblea General de la OEA. La posición oficial dice que la Constitución no permite acompañar propuestas de ese tenor. ¿Es así?

–En realidad no hay una explicación constitucional válida porque el artículo 46 de la Constitución de Paraguay dice que no se admiten discriminaciones. Esto es que no se admite ninguna forma de discriminación. Todas estas resoluciones, como la que menciona, de lo que hablan es de la discriminación vinculada a la violencia y a otros temas. En ningún momento se habla de matrimonio igualitario. Hablan de reconocimiento de derechos básicos, por ejemplo, el fin de la violencia, que no haya terapias de conversión, las que además están prohibidas en Paraguay desde la Ley de Salud Mental que salió hace poco. O sea, en realidad no hay ninguna justificación legal válida y, sobre todo constitucional, que impida avanzar en estos temas. Excepto que estamos ante un Estado que es reaccionario.

–¿Cómo queda el país con una posición declarada provida y profamilia, y que no se ha adherido a la Convención Interamericana contra toda Forma de Discriminación e Intolerancia, en una Organización como la OEA ?

–El hecho de que Paraguay no firme y no ratifique esa Convención demuestra que el país no está dispuesto a asumir sus responsabilidades internacionales como parte de una comunidad internacional. Lo que es más preocupante aún cuando hay una prohibición total de la discriminación en nuestra Constitución Nacional y eso es compatible con esta Convención Interamericana de Derechos Humanos. Entonces, el hecho de que Paraguay no adhiera a Convenciones como la que me señala, muestra un profundo desconocimiento de nuestro sistema jurídico y también una posición absolutamente negadora de los derechos, a sabiendas de que hay muchísima violencia hacia las personas LGTBI, documentada por las organizaciones y también por la Codehupy. Así que, realmente no tiene ninguna justificación esa postura.

–¿Por qué hay la idea de que aprobar una ley contra toda forma de discriminación es abrir las puertas a la despenalización del aborto y el matrimonio entre personas del mismo sexo?

–Por desinformación porque hay una manipulación de parte de sectores antiderechos. Ese es un proyecto que justamente busca reglamentar el artículo 46 de la Constitución Nacional que dice que no se admiten discriminaciones. La propuesta busca que haya un mecanismo de protección.

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