“El Paraguay está viviendo momentos difíciles por la débil institucionalidad democrática y porque falta el sentido del bien común, de la ética política y de la responsabilidad en los que toman decisiones desde los ámbitos de administración de lo público”, expresó el religioso.
Asimismo, mencionó que “el espíritu del Señor no conceda la conversión, transformación de las conciencias, y que proclamemos y vivamos los valores del Reino de Dios: verdad, honestidad, solidaridad, fraternidad, Justicia”, destacó el cardenal.
En otro punto de su homilía, recordó que hay profundas heridas que restañar en nuestra patria geográfica y la patria grande extendida con nuestros migrantes paraguayos, las fronteras que van más de nuestros límites geográficos.
“Restaurar con el restaurador, con suavidad y firmeza, restaurar al enfermo, devolver la dignidad de quien la ha perdido. Restaurar la comunidad herida, sanar las corrupciones que afectan al tejido social y moral de la nación, como han hecho tantos hijos e hijas de nuestra tierra, que han permanecido fieles seguidores del Maestro”, aseveró.
CAACUPÉ. En tanto, monseñor Ricardo Valenzuela, obispo de la Diócesis de Caacupé, durante su homilía, se refirió a los asesinatos que están afectando a la sociedad paraguaya.
“La persona que renuncia a Dios, le lleva indefectiblemente a este camino oscuro, el crimen, los asesinatos y demás desórdenes morales que hacen que una sociedad o la vida en ella sea tan dolorosa. Lo encontramos en la Sagrada Escritura, se desconoce a Dios en el país, la maldición del homicidio y el robo lo han inundado todo”, enfatizó Valenzuela.