15 sept. 2024

Cardenal califica el hambre en el país como “pecado social”

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Aplausos. El cardenal Martínez destacó la labor de las parroquias con las ollas populares.

GENTILEZA

Como un pecado social calificó el cardenal Adalberto Martínez Flores, arzobispo de Asunción, la problemática del hambre en Paraguay, que afecta principalmente a niños indígenas y, en especial, en comunidades indígenas.

Esto, durante su sermón en la misa de ayer en la Catedral Metropolitana. El purpurado se refirió a la contradicción de un país que produce abundantes alimentos, sin embargo, enfrenta niveles alarmantes de desnutrición y hambre. ‘‘Cientos de miles de habitantes en nuestra tierra pasan hambre’’.

Recordó cifras preocupantes sobre la desnutrición infantil, señalando que alrededor del 12-13% de los niños menores de cinco años sufren desnutrición severa, cifra que asciende al 22% en las comunidades indígenas. Este panorama, según él, es un escándalo y un grito que clama al cielo.

Ante esta realidad, Martínez llamó a la acción, exhortando a la comunidad a seguir el ejemplo de Jesús, que se sacrificó por amor a los demás. ‘‘Esto de partir el pan es un sacrificio de Jesús que se parte, por amor se deja ir, se deja atravesar el corazón que te ama mucho, y para enviar también a ser sacrificio de amor y el mayor sacrificio es amar a los demás, ser amigos, ganar la vida por ellos’’.

Asimismo, destacó el papel fundamental que juega la Iglesia Católica, junto con otras instituciones, en la promoción de comedores comunitarios y populares.

‘‘Es una verdadera obra de misericordia, compartir lo poco que tenemos para dar ese pedazo de pan, un plato de comida, un sencillo desayuno’’, dijo el arzobispo, resaltando la labor de muchas parroquias que organizan ollas populares para que nadie pase hambre.

Sobre la profanación de Jesús en la supuesta representación de la última cena en la apertura de los Juegos Olímpicos, Martínez recordó que la falta de justicia y equidad social, así como la falta de coherencia en la vida cristiana, lleva a profanar también el cuerpo de Cristo en diversas situaciones de injusticia y falta de solidaridad con los más necesitados.

‘‘El cuerpo de Cristo es profanado en las guerras, la trata de personas, en los tráficos de armas y drogas, en la desaparición de niños, en negarse a compartir el pan con los indigentes. En todas las profanaciones contra la dignidad de las personas, cuando se discrimina a las personas. Cuando a las personas se les niega el salario justo, y la medicina necesaria a los enfermos y empobrecidos, se profana el cuerpo de Cristo’’.

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