Las ceremonias, organizadas por grupos indígenas y celebradas en las principales ciudades del país, marcan el segundo Día Nacional de Verdad y Reconciliación de Canadá.
Decenas de miles de personas marcharon por ciudades, como Winnipeg, Ottawa, Vancouver y Toronto, con camisetas naranjas, el color que representa a las víctimas del sistema de residencias escolares que estuvieron en vigor desde finales del siglo XIX hasta 1997, cuando cerró la última en Quebec.
En una de las ceremonias de hoy se colocó en Ottawa una placa para recordar al doctor Peter Bryce, que en 1907, cuando era director de inspección médica de los internados, denunció las terribles condiciones en las que vivían los niños indígenas internados en las residencias escolares.
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Durante años, Bryce denunció que los niños sufrían tasas de mortalidad de hasta el 50% por las pésimas condiciones de vida de las residencias escolares, pero las autoridades canadienses lo silenciaron y despidieron.
También en Ottawa, centenares de personas, entre ellas el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, se congregaron frente al edificio del Parlamento para escuchar a supervivientes, artistas y dirigentes indígenas.
El establecimiento de la conmemoración oficial es una de las 94 recomendaciones de la Comisión para la Verdad y la Reconciliación que recopiló el testimonio de centenares de supervivientes y emitió en 2015 su informe final, en el que constató la muerte de miles de niños indígenas en los internados.
Aunque el Día Nacional de Verdad y Reconciliación fue establecido en el 2018, el Gobierno no declaró hasta el año 2021 que el 30 de setiembre sea la fecha de la conmemoración oficial.
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La celebración del segundo Día Nacional de Verdad y Reconciliación se produce después de que el papa Francisco visitó Canadá a finales de junio de este año para disculparse ante las comunidades indígenas del país por el papel que los religiosos católicos tuvieron en las residencias escolares.
Los internados fueron establecidos por el Gobierno canadiense, pero su funcionamiento y gestión diaria fueron delegados a órdenes religiosas cristianas, en muchos casos católicas.
En esas residencias, los niños indígenas sufrieron sistemáticos abusos sexuales, físicos y psicológicos. La Comisión de la Verdad y la Reconciliación calificó el sistema como un intento de “genocidio” de los indígenas canadienses.
Desde el 2021, centenares de tumbas sin identificar, y que se cree contienen los restos de niños internados, han sido localizadas en los terrenos de antiguas residencias escolares en todo el país.