“Sabemos que cometimos errores y nos equivocamos. Somos culpables de ello, y lo estamos arreglando”, dijo Muilenburg ante el Comité de Comercio de la Cámara Alta estadounidense, en el que declaró junto al jefe de Ingenieros de la empresa, John Hamilton.
Esta fue la primera vez que Boeing reconoció ante el Congreso estadounidense haber cometido errores que provocaron los accidentes y que resultaron en centenares de víctimas, además de costar miles de millones de dólares a la compañía con sede en Chicago (Illinois, EEUU).
“En mi nombre y en el de Boeing, lo sentimos mucho. Lo sentimos de verdad y de manera profunda”, afirmó Muilenburg en esa audiencia, a la que acudieron algunos de los familiares de los fallecidos.
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El primer testimonio del ejecutivo de Boeing ante el Congreso de EEUU se produjo justo cuando se cumple este miércoles un año del accidente de un avión de la aerolínea indonesia Lion Air, que ocasionó 189 muertos, incluyendo todos los pasajeros y el personal de vuelo.
Cinco meses después, un avión del mismo modelo de Boeing de Ethiopian Airlines se estrelló en circunstancias similares, acabando con la vida de 157 personas.
Desde entonces, todos los aparatos 737 Max 8 de Boeing fueron apartados de la circulación aérea en todo el mundo hasta que se resuelva qué ocurrió en ambos casos.
De acuerdo a investigadores de Indonesia, errores en el diseño y en el proceso de certificación del Boeing 737 Max 8 fueron determinantes en el accidente de octubre de 2018 en el país asiático.
Los fallos en el diseño se agravaron por la falta de formación de los pilotos sobre el sistema de control de vuelo y errores en el mantenimiento de la aeronave por parte de Lion Air, entre otros factores, según determinó el Comité Nacional de Seguridad en el Transporte de Indonesia en el documento definitivo sobre esa catástrofe, revelado hace unas semanas.
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Por su parte, la Administración Federal de Aviación de Estados Unidos aseguró en junio haber encontrado “riesgo potencial” en el software de los Boeing 737 Max 8 implicados en los dos accidentes, que la compañía debe resolver para que estos aviones puedan volver a volar.
Sumida en una profunda crisis de reputación, Boeing tuvo en el último trimestre los peores resultados de su historia -unas pérdidas de USD 2.942 millones - y estimó un cargo de USD 4.900 millones para, entre otras cosas, compensar las pérdidas de sus clientes relacionadas con el veto sus naves.