A solo 19 kilómetros de Concepción, la ciudad de Belén se posiciona como un nuevo destino turístico del norte del país. Reconocida como la localidad más antigua del departamento y atravesada por el Trópico de Capricornio, Belén combina historia, tradición y paisajes naturales que la distinguen como la Ciudad del Payé (hechizo).
“Quien haya tomado agua del Ycuá Pozo o del Ycuá Juru’i ya se queda en Belén”, recuerda con picardía Teodoro Valdez, funcionario municipal, evocando una de las leyendas que fortalecen la mística local.
Belén conserva aún huellas de la época jesuítica en su plaza y en antiguas viviendas, además de apellidos tradicionales como Guachiré, Paná, Pachigua, Paranderí, Ñamandú, Yaharí, que reflejan su rica herencia cultural.
Historia
El Trópico de Capricornio le otorga un clima particular, ideal para el verano, temporada en la que las playas del río Ypané y la piscina municipal se convierten en puntos de encuentro. Para este año, la Municipalidad prepara mejoras en el balneario y espacios de recreación, con el objetivo de recibir a más visitantes.
Fue fundada hace 265 años como la última reducción jesuítica bajo la guía del padre José Sánchez Labrador, durante el gobierno de Jaime Sanjust, con el nombre original de Nuestra Señora de Belén de los Mbayá.
Desde entonces, Belén conjuga historia y desarrollo, y se erige como un punto histórico y cultural que guarda la memoria de la presencia jesuítica en la región norte del país.
Actualmente, el frigorífico local genera empleo para unas 2.000 personas, mientras que las obras viales como la ruta asfaltada Concepción–Belén–Horqueta y el asfaltado hacia San Pedro –que ya cuenta con un 70 % de avance e incluye un nuevo puente sobre el Ypané– impulsan la conectividad y el turismo.
Con un pasado cargado de mitología y un presente en expansión, Belén se perfila como un destino turístico con identidad propia, donde naturaleza, cultura e historia se entrelazan para hechizar a quienes la visitan.