A simple vista no parece. Pero cuando se ingresa por los diferentes accesos a la Basílica Menor de la Virgen de Caacupé, se aprecia el renovado aspecto que presenta la casa de la Santa Patrona.
Al mantenimiento general de la cúpula, el año pasado, se sumaron los retoques hechos en su interior y varios estrenos: el Museo de la Basílica, la Capilla de Adoración Perpetua, el cambio de pisos y escalones, entre otras novedades, como la entronización del Templo Menor como Capilla San Roque González de Santa Cruz.
Todo esto se hizo con aportes de los fieles –colecta y donaciones– durante los últimos cinco años. La inversión total orilla los G. 1.150 millones, según Hilda Noguera, administradora de la Basílica.
“Todo lo que se cambió tiene por lo menos 40 años, principalmente las baldosas y pisos en general”, indicó.
El padre Arnaldo Godoy, cura rector de la Basílica, contó a su vez que en 2017 se hizo el mantenimiento general, tanto de la cúpula como del sistema de alcantarillado que bordea al Santuario. Este año se complementó el remozamiento con retoques de la pared y un poco más de pintura.
El piso de la pequeña explanada, frente a la Capilla Menor, se cambió completamente. Además, se colocaron pasamanos en la corta escalinata de ese sitio para dar seguridad a las personas mayores. “La intención es que la gente de edad pueda tener un soporte para bajarse”, refirió.
Así también, la Capilla de Adoración Perpetua al Santísimo fue refaccionada, casi en su totalidad en su interior, con la inclusión de una nueva custodia de la eucaristía.
El 1 de noviembre último se entronizó la imagen de San Roque González de Santa Cruz en la capilla que está a un costado de la Basílica, por lo que se le adjudicó su nombre con el “propósito de promocionar a nuestro santo paraguayo”, señaló Godoy, así como posee varias capillas en el Vaticano la Basílica de San Pedro en sus alrededores.
GUÍAS. Para orientar a los devotos a la Virgen, se prevé el despliegue de al menos 600 servidores para los días 7 y 8 de diciembre. Para ello se establecieron equipos, con sus respectivas funciones, con el fin de dar respuestas y guiar a los feligreses. Los de Hospitalidad operan dentro de la Basílica, los de Sanidad brindan primeros auxilios tanto dentro como fuera del templo; en tanto que este año se creó el equipo de Misericordia, encargado de conducir a los penitentes al confesionario.
La masiva peregrinación de jóvenes, el sábado, y la procesión de pueblos indígenas, el domingo, hicieron que se colmara de fieles la Villa Serrana. Esto hizo que se saturara el confesionario, donde pasaron entre 200 y 500 penitentes. “A cada momento llegaban personas que necesitaban el sacramento de la confesión. Entre siete a ocho sacerdotes confesaban”, apuntó Godoy.