El senador liberal Salyn Buzarquis apareció de la nada (como si un día antes no se hubiera reportado enfermo) a anunciar que presentaría una propuesta para incluir el balotaje en el sistema electoral.
Para que esto ocurra es necesario modificar la Constitución, lo que abre puertas para aplicar todos los cambios que las mayorías decidan. Igualmente, esto no es lo más grave, como señalaron varios referentes al alertar que con la hegemonía colorada se estaría consolidando por fin la ansiada reelección.
Los colorados llevan siendo “reelegidos” desde que se creó la Constitución sin necesitar la figura. La única interrupción de su poder la encabezó Fernando Lugo y ni siquiera pudo acabar su mandato porque lo echaron.
El problema no es ni el balotaje, ni la reelección, ni siquiera la Constitución, a la que se transgrede a conveniencia de interpretaciones y ejercicio de poder. El problema de los sectores no colorados es que no saben construir.
La mayor evidencia es la poca capacidad de mirar hacia dentro de su propio país. La conversación sobre el balotaje surgió luego de las elecciones argentinas en las que Javier Milei logró mediante la segunda vuelta superar a Sergio Massa. El primer error es querer comparar una realidad con otra. Lo que funciona o no fuera, no precisamente será igual a nivel local.
Pero lo más lamentable es apuntar a herramientas accesorias para ganar al Partido Colorado, todo para evitar construir, pero nada para trabajar en proyectos políticos territoriales, una mejor articulación con organizaciones dentro y fuera del Estado, un proyecto político representativo, fortalecer los partidos políticos (al contrario, quieren debilitarlos restando subsidios), ejercitar con más fuerza las internas. Nunca hacer política, representar a la gente o incentivar a la participación.
No hay balotaje ni reforma que te ayuden a entrar al poder si sos una figura antipolítica alejada del pueblo. Buzarquis apareció un día como una golondrina sin haber consensuado ni articulado y ni siquiera haber hecho una consulta, representándose a él mismo.
La muestra más reciente del fracaso de este tipo de proyectos con los que se intenta ganar al Partido Colorado es la iniciativa de Patria Querida del desbloqueo de listas, que la vendieron como la panacea y terminó con la mayoría absoluta de colorados y la casi desaparición de sus promotores. Precisamente este partido, tras el efecto Milei, es el primero que habla del balotaje, aunque solo para las municipales.
El balotaje tiene el potencial de posicionar proyectos radicales y atomizar a los sectores políticos. En el contexto paraguayo, las internas tienen un gran valor y actúan como una suerte de primera vuelta. Es necesario comenzar a construir, ya no perder tiempo.