AFP
Puesto que el coronavirus amenaza sobre todo a los más frágiles, la clave está en que la gente sana se proteja no tanto por sí misma, sino para evitar la propagación de la epidemia y la saturación de hospitales, cuyas consecuencias serían dramáticas.
“Por cada día que se ralentiza la epidemia se gana un día suplementario para que los hospitales se preparen”, resumió el directivo de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus. Pero este grito de alarma es recibido con reservas por parte de la opinión pública, puesto que la enfermedad es benigna en el 80% de los casos y amenaza principalmente a los mayores de 80 años, así como a las personas que sufren otras patologías graves. “La gente tiene la impresión de que esta enfermedad entraña un peligro individual, pero es un peligro para la población: excepto en contados casos, los jóvenes (infectados) no morirán, pero en cambio contribuirán al bloqueo de los hospitales y, por lo tanto, otros morirán”, explica el médico belga Philippe Devos, especialista en reanimación. Este es el gran temor de las autoridades sanitarias del mundo: una súbita explosión de casos, que conduciría a un flujo masivo de pacientes, desbordando los hospitales. Esto no solo complicaría la hospitalización de enfermos graves con Covid-19, sino también de todos los demás. La situación empeoraría si el personal médico empezara a contagiarse a su vez, dejando de atender a los pacientes. “Debido a este doble factor –una sobrecarga de trabajo con menos personal–, los enfermos con patologías urgentes no podrían ser tratados a tiempo y correrían el riesgo de morir”, según Devos. En las redes sociales muchos médicos alertan del riesgo de saturación de los hospitales y subrayan que la epidemia de la gripe en curso sigue ocupando parte de las camas existentes. Estos expertos recuerdan además a los internautas la importancia de que cada uno aplique las medidas para luchar contra el coronavirus: lavarse las manos, toser en el codo o aislarse en caso de caer enfermo. APLANAR CURVA Estas alertas se resumen en Twitter con la etiqueta en inglés #FlattenTheCurve (aplanar o allanar la curva). La comunidad médica busca así llamar la atención sobre la responsabilidad de cada uno, no tanto para reducir el número de casos, sino para frenar la propagación epidemia en el tiempo. Así, el auge será menos brusco y el volumen de pacientes simultáneos no desbordara el sistema hospitalario. “Si no se aplana la curva, los pacientes llegarán en masa al hospital y aunque tendrían que ser ingresados, no se los podrá admitir”, advierte Devos. Según la solidez del sistema sanitario de cada país, los médicos podrían verse obligados a tomar decisiones éticas muy delicadas, eligiendo qué enfermos tratar entre los que ya se encuentran en estado grave. Los médicos del norte de Italia, una región especialmente afectada, ya están haciendo frente a esta situación, según varios testimonios. “Decidimos en función de la edad y del estado de salud”, como “en las situaciones de guerra”, aseguró el anestesista y reanimador de Bérgamo, Christian Salaroli, al diario Il Corriere della Sera. “Como desgraciadamente hay una desproporción entre los recursos hospitalarios, las camas en reanimación y los enfermos en estado crítico, no todo el mundo puede ser intubado”, reconoce este médico italiano. “Si una persona entre 80 y 95 años tiene una insuficiencia respiratoria grave, seguramente dejara de ser tratada”, según Salaroli, que asegura que los médicos salen “destrozados de situaciones así”. Segundo país más afectado de Europa después de Italia, Francia “está pendiente de las reanimaciones y los servicios de cuidados intensivos”, según el ministro de Sanidad, Olivier Véran. “Son servicios que estamos preparando”. “Elegir a quienes hay que admitir en las últimas plazas de reanimación es algo que los reanimadores ya deben hacer una o dos veces cada dos o tres años por falta de camas, cuando se dan gripes más virulentas”, según Devos. Con el coronavirus, es “innegable que llegaremos a esa fase y en tanto que reanimadores queremos que este periodo en el que debemos elegir dure lo menos posible, varios días y no varias semanas”, afirma. De ahí la importancia de que cada uno asuma “su responsabilidad para con los demás”. Comprender esta “lógica colectiva” permite además evitar tanto la “sicosis”, como su opuesto, la subestimación de la epidemia. Pero requiere pedagogía. “Los gobiernos comunican mucho sobre lo que hacen, pero no por qué lo hacen”, según dice Devos. Italianos se muestran preocupado por este mal. “Llegar al pico no significará que salimos de la emergencia, sino solo que la epidemia comenzó a bajar y que, unos días después, llegaremos al punto de saturación de unidades de cuidados intensivos, con grandes desequilibrios regionales”, dijo Flavio Tonelli, profesor de simulación de sistemas complejos de la universidad de Génova.
RETRASAR. “Cada día que se ralentiza la epidemia se gana un día para que hospitales se preparen”.
EXPLOSIÓN. Si no se toman medidas drásticas se teme saturación de casos que desbordarían hospitales.
PRIORIDAD. Si llega una persona grave de más de 80 al hospital quizás no sea tratada, dicen médicos.
DIDÁCTICO. Comprender la lógica de la “curva epidemiológica” permite evitar la “sicosis colectiva”.
¿Cuántas muertes?
Si bien ningún experto puede adelantar una cifra, en el peor de los casos serían millones de personas y de ahí la importancia de tomar medidas radicales como el confinamiento. Una reciente proyección de la evolución del virus lo publicó el Imperial College de Londres (ICL), que lo comunicó a autoridades políticas del mundo. En un primer escenario vieron que “si no se toma ninguna iniciativa, dejaría unos 510.000 muertos en Reino Unido”, con una población de 66 millones, similar a las de Italia y Francia, y “2,2 millones en EEUU”, de una población de 330 millones, sin contar los muertos adicionales por saturación de hospitales. AFP