Raquel llegó a la danza a sus 15 años, cuando aceptó la invitación del profesor Juliano Goncalves para participar de una competencia artística junto con su academia, ubicada en Ciudad del Este, de donde también ella es oriunda.
Pero su vínculo con el arte inició mucho antes, a los 10 años empezó a estudiar dibujo y pintura. Además, su hermana es profesora de danza, por lo que siempre estuvo ligada al arte.
Entre sus pasiones se encuentra la cultura urbana, inició con el hip-hop y, tratando de vivenciar más este arte, fue conociendo y estudiando otros estilos de danzas urbanas, como waacking, funk y voguing.
Aunque ya pasaron 12 años de aquella primera presentación, aún sigue viva la memoria de ese día.
“Fue un pánico, nervios, todo lo que uno puede imaginar, entré al grupo directo para la competencia y es un compromiso. Mucha gente, amigos de mis padres, hermanos, todos fueron a verme bailar por primera vez. Eso fue algo marcado, por así decirlo, en mi familia”, rememoró Raquel.
“Nunca tuve ese pensamiento de no poder hacer algo que quiera, en ese momento nunca se me pasó por la cabeza: ¿será que voy a poder hacer? Más bien, en mi cabeza estaba: ¿qué será que va a decir la gente? Pero tampoco me importó mucho”, mencionó.
La bailarina explicó que, en aquella ocasión, aceptó la invitación por compromiso y solamente para participar de una competencia. Hoy, a sus 27 años, dice: “Jamás imaginé que seguiría y de una forma independiente, buscando conocimiento y yendo a eventos internacionales por mí misma”.
Ser una de las pioneras paraguayas en el arte inclusivo no fue solo cuestión de ganas, también consistió en disciplina y mucho trabajo. Raquel entrena sola por las noches, mientras que los fines de semana práctica por las madrugadas. Y en el caso de los martes y jueves, baila junto con sus amigos.
“La vida te invita a soñar lo que quieres. La vida te invita a nacer para inspirar”
Raka, como también la llaman, despertó esa misma pasión en otros, en algunos casos, por el arte, en otros, por la pasión de lograr lo que anhelan.
"'¡Me inspiras!’, escuchar constantemente estas palabras despertaron su compromiso en pelear por una mejor calidad de vida y el respeto de los derechos de las personas con discapacidad”, sostuvo.
Fue así como nació “Born to inspire” (Nacer para inspirar), un espacio creado por Raquel para compartir sus vivencias y conocimientos. Convencida de ser un ejemplo de que las limitaciones se pueden romper.
Entre la danza y el arte, Raquel se esta formando para ser activista y luchar por la inclusión en Paraguay. Es graduada en Marketing y Publicidad, es voluntaria del Club de Escuela Solidaria Paraguay (CES) y también activa en la iglesia. Todo ello con la idea de “demostrar de forma indirecta, mediante las acciones, que querer es poder”.