El hielo marino antártico, que se encuentra en su nivel más bajo para esta época del año desde que comenzaron los registros hace 45 años, normalmente se reduce a sus niveles más bajos a fines de febrero y se reconstruye durante el invierno, pero no ha vuelto a los niveles esperados este año.
Florence Colleoni, glacióloga del Instituto de Oceanografía y Geofísica Experimental (ONG) de Trieste, advirtió que aunque no es momento para el alarmismo, la situación debe ser vigilada.
La especialista también destacó el papel de la contaminación y el calentamiento global, que amplifican el impacto de ciertos fenómenos. Enfatizó la necesidad de invertir en la búsqueda de energías alternativas y optimizar el uso de la energía para evitar que la situación empeore.
Para Colleoni el calentamiento global es un problema socioeconómico, y cree que no se puede cambiar radicalmente nuestro estilo de vida pero sí se debe invertir en la búsqueda de energías alternativas y optimizar el uso de la energía, que será la clave en el futuro.
La Unión Europea ya está tomando medidas en esta dirección con proyectos de ciudades inteligentes y verdes. Sin embargo, se necesita más trabajo, como la producción de baterías menos contaminantes y la reducción del desperdicio de energía.