“Al cartismo, en general, le molesta la libertad de expresión simplemente porque expone su incompetencia, su incoherencia, sus mentiras y sus negociados, utilizando al Estado como una unidad de negocios al cual lo privatizan día a día”, sentenció.
Para hablar con propiedad del tema, dice que un barómetro muy útil son las declaraciones del presidente de la República, Santiago Peña, cuando es confrontado.
Semanas atrás, cuando el mandatario, dirigiéndose al periodismo cuestionador, dijo “ganen elecciones”, “demostró una ignorancia absoluta del rol de los medios, de su papel de watchdog (perro guardián) de la democracia, de su rol inquisitivo si cabe, hacia quienes ejercen el poder“, explicó el abogado.
A su criterio, existe una mezcla de desconocimiento del funcionamiento de una sociedad democrática, de las obligaciones que tienen los servidores públicos, “con pulsiones autoritarias que se hacen cada vez más frecuentes y suben de tono”.
Recordó que, hace poco, el jefe de Estado increpó a un periodista, quien le había preguntado sobre “un muy claro caso de conflicto de intereses (y una turbia operación financiera)”, específicamente la compra de bonos por G. 250.000 millones, emitidos por la entidad bancaria ueno, “de donde él estaba directamente involucrado”.
Alegó que el mandatario reaccionó de manera impropia e inaceptable, desconociendo la obligación que tiene de rendir cuentas, de explicar, de aclarar toda duda sobre cuestiones públicas.
Resaltó que esa obligación, que él tiene como presidente, es sagrada e insoslayable, más aún cuando se trata del manejo de recursos públicos.
“Si el propio presidente actúa así con los periodistas y medios de comunicación, no debe extrañar que los parlamentarios que responden al mismo movimiento (cartismo) también asuman actitudes hostiles contra los trabajadores de prensa”, consideró el abogado.