Concretamente, mientras la deuda aumentó 1.346% en ese periodo, los ingresos de la mayoría de los paraguayos lo hicieron solo en un 681%.
Su análisis está basado en datos oficiales del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) y del Instituto Nacional de Estadística (INE) y en el mismo advierte que la brecha entre deuda pública e ingresos ciudadanos no solo creció, sino que se ha vuelto estructural en la última década.
“A pesar del discurso oficial que presenta al endeudamiento como una herramienta para el desarrollo y el bienestar, los datos revelan una disociación creciente entre la expansión del crédito estatal y la mejora en las condiciones materiales de vida”, apunta.
En ese sentido, se observa que en 1989 la deuda pública externa era de USD 921,6 millones, mientras que para el 2022 esa cifra ya alcanzó los USD 13.323 millones.
Por su parte, el ingreso promedio anual de la población económicamente activa era de G. 489.955 en 1989, pero apenas llegó a G. 3.828.177 en 2022. Si bien ambos valores crecieron, lo hicieron a ritmos muy distintos, señala Lezcano.
Destaca que lo más llamativo es lo que ocurrió a partir del 2013, cuando el país empezó a emitir bonos soberanos. Desde entonces, la deuda se disparó, pero los ingresos quedaron prácticamente estancados.
Lezcano explica que entre 1989 y 2012 había una relación positiva entre el aumento de la deuda y los ingresos medios; es decir, ambos crecían de forma más o menos conjunta. Sin embargo, esa dinámica cambió radicalmente en los últimos diez años.
“La deuda pública externa experimenta un crecimiento acelerado, mientras los ingresos medios permanecen estancados”, advierte Lezcano.
sin inflación. Agrega que estos valores no consideran la inflación, por lo que, en términos reales, el poder adquisitivo de la mayoría es incluso menor.
Más allá del promedio, el análisis también observa lo que pasa dentro de los distintos niveles de ingresos, evidenciando a su vez que la desigualdad en Paraguay es muy profunda. “Los ingresos más elevados están totalmente alejados de los niveles intermedios y bajos, como si se tratara de otro país”, afirma.
A través de datos por percentiles, Lezcano señala que el sector de mayores ingresos (el percentil 99, que agrupa a personas que ganan más de G. 20 millones al mes) es el único que acompaña el crecimiento de la deuda.
Por el contrario, los sectores que hoy ganan entre G. 2 y 5 millones mensuales quedaron estancados o con mejoras muy leves.
“Lo que sí resulta particularmente novedoso es que el nivel de ingresos más alto (…) es el único que acompaña la dinámica de escalada de la deuda pública externa a lo largo del tiempo”, explica.
En tanto, el autor aclara que esto no significa que haya una causa directa entre deuda e ingreso alto, pero sí deja en evidencia un patrón preocupante vinculado a una economía “regresiva”.
“No quiere decir que el aumento de los ingresos esté causado directamente por el aumento de la deuda, pero sí que existen patrones estructurales entre estas dos variables que nos dan cuenta de una estructura económica regresiva”, sostiene.
Todo el análisis apunta a que el endeudamiento creció, pero que no se tradujo en una mejora general del bienestar.
Lezcano es investigador independiente y trabajó para Semillas para la Democracia. Es licenciado en ciencias políticas, con maestría en ciencias sociales con énfasis en investigación y desarrollo en Flacso Paraguay.
