17 may. 2024

Adiós, Israel; hola, Palestina

Andrés Colmán Gutiérrez – @andrescolman

La primera crisis diplomática grave del gobierno de Mario Abdo Benítez tiene distintas interpretaciones, según quienes la califican. Para los simpatizantes de la política israelí en Medio Oriente es una ruptura y traición grave del Paraguay con una nación amiga. Para los que congenian con la causa palestina ante las agresiones judías, es el insólito pero aplaudido viraje de un gobierno colorado, considerado de derecha y neostronista, hacia una postura generalmente asociada a regímenes de izquierda.

Desde una perspectiva más objetiva y analítica, la decisión del actual Gobierno paraguayo solo corrige la desafortunada, inconsulta y riesgosa decisión del anterior presidente, Horacio Cartes, quien había ordenado mudar la Embajada paraguaya en Israel de Tel Aviv a Jerusalén, convalidando la agresiva política expansionista israelí contra territorios palestinos, junto con Estados Unidos, en contra del parecer de la mayoría de los países en Naciones Unidas.

Cartes tenía motivaciones de negocios, más que políticas. Si bien el Paraguay, desde que apoyó con su voto decisivo en la ONU la creación del Estado de Israel en 1948, consolidó desde entonces fuertes nexos de relaciones con el Gobierno judío, no es un secreto que el anterior gobierno incrementó por igual los contactos de su grupo empresarial y los del Estado, contratando asesores israelíes de inteligencia, adquiriendo alta tecnología y softwares, además de realizar complejas operaciones financieras.

Un punto todavía en proceso de investigación judicial es la particular cercanía de Cartes y de su entorno empresarial con referentes de la comunidad judía fuera de la ley, en particular con el actualmente prófugo Darío Messer, buscado por ser uno de los cerebros del Lava Jato, esquema de lavado de dinero y evasión de divisas que se inició en los años 80 en el Brasil y que movió unos 1.652 millones de dólares. Por allí habría que explicar la destemplada reacción de Cartes en su tuit del miércoles, luego de que Abdo Benítez deshiciera su resolución: Habló de que “se traicionó a un amigo” y amenazó: “Cada pueblo que le dio la espalda a Israel pagó muy caro”.

Aunque el canciller Luis Castiglioni intente desdramatizar lo ocurrido, el conflicto internacional está instalado. Enojado, el Gobierno de Israel cerró su Embajada en Asunción y retiró a su embajador. Está por verse si no corta las millonarias compras de carne paraguaya, las becas a estudiantes y los convenios de cooperación. El Gobierno de Ramala, contento y oportunista, anunció que ahora abrirá su Embajada en Asunción. Adiós, Israel; hola, Palestina. Aunque queramos permanecer neutrales, hemos movido las piezas del ajedrez político hacia uno de los lados del explosivo conflicto árabe-israelí. Más allá de consolidar nuestra soberanía, tendremos que ver si las consecuencias serán más beneficiosas que perjudiciales.

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