Bajo su lema episcopal Que todos sean uno, el metropolita trabaja en su principal misión como articulador: ‘‘Un diálogo social amplio que apunte a un pacto social y político, amplio e incluyente’’.
Adalberto tomó posesión de la Arquidiócesis el 6 de marzo de 2022. El papa Francisco lo había designado arzobispo metropolitano el 17 de febrero de ese mismo año. ‘‘El Paraguay necesita con urgencia signos de esperanza de quienes tenemos responsabilidad ante la sociedad. La Iglesia católica no puede defraudar la gran confianza que deposita en ella la ciudadanía’’, dijo en su primer discurso en la Catedral.
Al día siguiente de este acto, en el contexto de la marcha nacional campesina, el arzobispo recibió en su oficina a referentes de las distintas organizaciones que cada año visibilizan la situación del campo. Posteriormente visitó a los indígenas que acampaban en las plazas y a las familias damnificadas asentadas frente a la Catedral.
Entre sus primeras obras se encuentra la creación de la Pastoral Indígena Arquidiocesana y la reactivación del albergue San Roque González de Santa Cruz.
Sobre el primer año de su misión, el cardenal dijo, en su última entrevista con ÚH, que desde el inicio de su misión como arzobispo metropolitano se ha propuesto pensar en un proyecto serio para el saneamiento moral de la Nación.
“Si no enfrentamos como sociedad la corrupción, el crimen organizado y la impunidad, no podremos superar las situaciones problemáticas que debilitan las instituciones del sistema democrático, ponen en riesgo la República y mantienen postrado al país”.
Como presidente de la Conferencia Episcopal Paraguaya (CEP) y a la vez arzobispo, Adalberto unificó el discurso de la Iglesia Paraguaya hacia una dirección de prioridades ante los problemas que día a día vive la población.
Por eso, afirmó que inmediatamente después de las elecciones, la Iglesia ve la necesidad de un diálogo social amplio que apunte a un pacto social y político, amplio e incluyente, para impulsar acciones que ayuden a superar aquellos problemas estructurales que impiden la realización del bien común y, por consiguiente, el acceso a servicios públicos de calidad, en educación, salud, vivienda, empleo digno, seguridad, entre otros.
‘‘Si no enfrentamos como sociedad la corrupción, el crimen organizado y la impunidad, no podremos superar las situaciones problemáticas que debilitan las instituciones del sistema democrático, ponen en riesgo la República y mantienen postrado al país’’, señaló.
El problema de la tenencia y propiedad de la tierra, y la situación de las comunidades indígenas y campesinas bajo amenaza de desalojos, el problema de la adicción de adolescentes y jóvenes así como la violencia contra las mujeres, los feminicidios, el abuso infantil, la preocupación por la migración de los paraguayos y la realidad de las familias que pasan hambre son temas que constantemente el cardenal aborda en su homilía.
‘‘A un año de haber recibido la asignación de su Santidad
Nos hemos propuesto pensar en un proyecto serio para el saneamiento moral de la nación.
Card. Adalberto Martínez,
arzobispo.
Pido a Nuestra Señora de la Asunción que reine la paz en esta nación agobiada por la violencia y que no perdamos la esperanzada.
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