Doña Juana Franco, de 94 años, residente en San Juan Evangelista, distrito de Concepción, sufrió el faenamiento de la última vaca que le quedaba.
Su esposo fallecido le había dejado dos lecheras: una fue faenada en forma clandestina días atrás y este viernes delincuentes acabaron con la segunda, dejándola sin ningún recurso.
Una de sus hijas recordó que en el primer caso hicieron la denuncia, pero no recibieron respuesta.
Ahora pide a las autoridades que actúen con firmeza para dar con los responsables y frenar a los cuatreros que afectan a la comunidad.
El abigeato es un flagelo que golpea a grandes, medianos y pequeños productores.
En este caso, el daño es aún más grave, ya que deja a una mujer de avanzada edad sin su fuente de alimentación y sustento diario.