También permitirá contar con una atención rápida y evitar las largas horas de espera en hospitales, sobre todo cuando las epidemias golpean a la salud pública.
A ello puede sumarse la cercanía del servicio, que contribuye en gran medida en el acceso a la atención primaria de la salud. Más aún a las poblaciones vulnerables.
Estas eran las ventajas que veían los vecinos de Villa Industrial, La Fortuna II y la calle San Giovanni, todas de San Lorenzo, cuando vieron que estaban construyéndose Unidades de Salud de la Familia (USF) en dichos lugares.
La primera demoró solo tres meses en terminarse la construcción. Las otras dos tardaron cerca de un año, comentaron los vecinos.
Las tres fueron terminadas, lo que despertó la ilusión de los pobladores de contar con los servicios sanitarios cerca sus hogares.
Sin embargo, el tiempo pasó y la ilusión fue apagándose. Como las malezas que ahora crecen sin control en dos de las USF, la desazón fue expandiéndose.
A las preguntas de qué pasaba y por qué estos establecimientos no eran habilitados, solo recibían promesas, que hasta ahora son solo eso.
Para los vecinos de Villa Industrial, la unidad no solo representaba una oportunidad de acceso a la salud. También una fuente laboral para quienes realizan servicios en otros centros asistenciales.
“Muchas personas se acercaron para ver si podían trabajar ahí, porque se van lejos. Principalmente las que trabajan como enfermeras”, contó una de las vecinas.
Quienes buscan acceder a una atención en salud deben ir hasta el Hospital General de San Lorenzo (Calle’i).
Si bien el hospital no está lejos del barrio, quien no dispone de vehículo para movilizarse debe depender del escaso transporte público, que llega a ser inexistente los fines de semana.
“Hasta ahora solo tenemos problemas. Demasiada falta hace acá en el barrio. Más ahora que tenemos esta escuela enfrente. Va a ser muy útil por cualquier emergencia”, contó María Isabel Benítez, de la comisión vecinal de la zona.
Relató que desde la Intendencia le habían hecho dos propuestas: refaccionar la plaza cercana o construir el puesto de salud.
Finalmente, ambas infraestructuras fueron construidas. Del edificio sanitario que aún no ha sido habilitado ya robaron los cables.
La necesidad de que el puesto esté ya disponible es mayor en la Fortuna II. “Acá tenemos muchas criaturas y adultos mayores en el asentamiento que está aquí”, describe un vecino.
Mostró, además, cómo desde el techo cuelga una canaleta que ya ha sido saqueda en parte, mientras la maleza va tomando el terreno. Si bien en la USF ubicada sobre la calle San Giovanni, a 300 metros de la avenida De la Victoria, la infraestructura y el predio todavía siguen bien cuidados, es necesario que esté en funcionamiento para dar apoyo al que está ubicado en la Fortuna II.
Pedidos. El concejal sanlorenzano Osvaldo Gómez (PLRA) también busca las respuestas al enigma de los puestos de salud terminados y con las puertas cerradas. “Que el Ministerio de Salud nos diga si va o no va a funcionar. Para que nosotros, como Municipio, podamos ver qué hacemos”.
El edil comentó que las USF fueron construidas en los terrenos que fueron cedidos por el Municipio tras un largo trámite burocrático con las instituciones del Estado.
A partir del momento en que el terreno era cedido con todos los papeles, el Ministerio de Salud quedaba a cargo de todo lo que implicaba el edificio, tanto por dentro como por fuera.
Cada una de estas unidades tendría un costo aproximado de G. 12.000 millones. A ello debe sumarse lo que demandará reponer lo que fue saqueado y estropeado.