Fotos y texto: Elías Piris | epiris@uhora.com | Twitter: @eliaspiris
Amanece en Asunción, el sol sale con ganas. Los fríos barrotes del portón de la escuela República de Cuba se abren con la parsimonia característica. Los más pequeños llegan de la mano de sus mamás. Es momento del rito sagrado de la formación.
La bandera paraguaya es sostenida por las pequeñas manos de dos alumnas, mientras una maestra insta a respetar la enseña patria, recordando que muchos han dado su vida por esos tres colores.
El himno es cantado con solemnidad, entre bostezos y pequeñas humanidades que se desperezan. Comienza un nuevo día.
Saludamos respetuosamente a la profe Cinthia, con la reverencia con que se saluda a una educadora de raza como es ella. Entramos al aula y nos permitimos recorrer esa dimensión de la que alguna vez formamos parte y estamos condenados a regresar cada tanto, a veces, hasta en sueños...
La maestra saluda y cuenta a los alumnos que reciben una visita especial (haciendo alusión a nuestra presencia). “El que está cabezudeando y no hace su tarea con evidencia fotográfica será pillado”, dice en tono de broma. Acto seguido recuerda que tiene que dar un aviso importante a los chicos: “Este miércoles es el día del Maestro, no habrá clases”. Agarra la tiza y se dispone a copiar en la pizarrra, aclarando que el asueto es una decisión ministerial.
“Está linda la mañana, a pesar de que anuncian lluvias” (Lee una cartita que le escribió una de sus alumnas en el cuaderno, va acompañada de un dibujito, más bien un retrato de ella). “Este es el prototipo de maestra ideal: Flaquita, bella y hermosa” (se ríe).
Lecciones de realidad
Pregunta a una alumna si puede traer de otra aula el libro “Eireté”, con el contenido a desarrollar para el 3º Grado de la Educación Escolar Básica.
A diferencia de los colegios privados, en las escuelas públicas un libro puede ser compartido por todos los alumnos.
“Es sabido que en las escuelas de la periferia, los niños no tienen el acompañamiento de los papás, la mayoría de las veces por cuestiones laborales. No hay cariño, no hay atención como debería ser”, nos dice a modo de reflexión.
¿Se nota en la falta de rendimiento?
“Se nota, es importante que los niños se sientan acompañados. Existe una gran cantidad de deserción escolar y chicos que repiten grados a consecuencia de esto.”
La alumna interrumpe y avisa que los libros están disponibles. Aprovecha y señala que los materiales de estudio no se condicen con la realidad que viven sus alumnitos. “El maestro debe ambientar el contenido al entorno en el que vive el niño” (Corta la entrevista, llama la atención al alumno): “Vos no estás copiando”, regaña. Prosigue con lo que estaba diciendo como si nada hubiera pasado.
Estás hablando de la realidad de los chicos y veo que la pizarra está escrita la palabra “Droga”. ¿Eso forma parte del entorno del que me hablabas?
“No hay muchas palabras con “dra”, “dre”, “dri”, “dro”, “dru”. Entonces pido a ellos que elijan tres dibujitos para escribir oraciones. Veo que una niña escribe “Mi mamá usa drogas”. Quise borrar la palabra, pero no lo hice porque es la realidad y los que no saben deben conocer, siempre y cuando tratando de hacer entender que eso no debe consumirse y que si hay familiares, deben evitar que consuman.”Ahora mismo, ¿cómo está tu grupo de alumnos?
“Pedagógicamente estamos avanzando. Con ellos es un poco difícil, en los colegios privados o subvencionados existe ese acompañamiento de los padres, estos chicos están “a la buena de Dios.” Somos como el cangrejo, damos dos pasos para adelante y tres pasos para atrás”, admite. “El que terminó de copiar el aviso, que saque su cuaderno de comunicación. Hoy vamos a repasar el cuento que habla sobre miedo a la oscuridad....”, dice prosiguiendo la clase. La profesora Cinthia sabe medir el tiempo y controla como nadie lo que están haciendo sus retoños, habilidad envidiable de toda docente.¿Los niños se abren y cuentan sus problemas o tienen problemas para hacerlo?
“Ellos son un libro abierto, no tienen problemas en contar. Los casos más frecuentes son los de violencia familiar. Por lo general el padre es quien le pega a la madre. Tienen una gran carencia de cariño.”
¿Cuáles son los temas que más tocan?
Autogestión
“Acá todo es autogestión. El ventilador de la clase lo compré yo, el otro mi marido, también compré un aire acondicionado, las cortinas del aula traje de mi propia casa, solo me falta el dinero para la instalación”. Sabido es que el maestro es papá y mamá en la escuela”.Tradición de lucha
“A mí me duele que muchos políticos e incluso comunicadores menosprecien las movilizaciones y paros docentes. Ellos dicen: Ya otra vez los maestros hacen huelga, ya otra vez los niños quedan sin clases. Yo les invito que sean un día, una semana maestros de grado para saber lo que implica. Es agotador, muy cansador, más teniendo en cuenta que la mayoría de los padres delega en su totalidad a los maestros la responsabilidad de educar a sus hijos. Estos no son niños del futuro, son niños del ahora, y si ahora uno no se encarga de encaminarlos, no se qué Paraguay tendremos más adelante. Por eso yo pido a esos que están en una oficina con aire acondicionado a que experimenten una jornada como la nuestra, estoy segura de que van a cambiar de opinión y a dejar de criticar sin conocer la realidad.”
Educar con cariño
“Siempre sostuve que la maestra debe ser un 50% maestra y otro 50% mamá. No ser autoritaria ni imponerse a los chicos de mala manera. Antes que recriminar al niño, debemos preguntar qué le pasa, por qué se siente mal. Terminamos involucrándonos verdaderamente en la vida de esos niños. ¡Me quiero jubilar ya!”, dice.
“Pero al mismo tiempo no quiero. Son 32 largos años de docencia. Solo que tengo un problemón en el Ministerio de Hacienda, figuro como que aporto solo hace 24 años. Según la institución en noviembre de este año cumplo los 25 años reglamentarios para la jubilación. Veremos qué me dicen...”. Cuenta además que un problema ocular limita mucho su actividad como maestra.Amar lo que una hace
¿Cuál es motor principal que te hace ejercer la docencia?
“Yo amo lo que hago y me duele en el alma tener este problema visual y no poder seguir enseñando (rompe en llanto). Como mi marido falleció hace poco y mi padre también, les pido todos los días que sean la luz de mis ojos; y sufro enormemente porque no puedo corregir cuadernos como antes y no puedo mirar las letritas, entonces utilizo esta lupa (muestra su lupa y su ánimo se recobra como por arte de magia)”. “Para mí es algo sublime ser maestra, es muy lindo trabajar con los niños. Hace algún tiempo atrás cuando mi vista andaba bien y podía vagar por el centro, subí a un colectivo y el chofer me dijo: Profe, pasá nomás. Yo me miro y le pregunto: ¿Vos quién sos? Y me contesta que fue mi alumno en esta escuela. Lo más simpático es que no me cobró el pasaje. Otra ex alumna me ayudó a hacer trámites y gestiones en un ministerio. Llevo enseñando a cuatro generaciones de alumnos”.
Comenzaste en tiempos del stronismo: ¿Cuáles son los resabios de la dictadura en la educación a tu parecer?
“Si bien hay mucha apertura desde el derrocamiento de la dictadura, todavía quedan ciertos vestigios de autoritarismo y verticalismo. Siempre quedarán algunos restos, teniendo en cuenta la cantidad de años que ese señor (Alfredo Stroessner) estuvo en el poder. Con respecto a la educación verticalista, mi generación creció con eso, y vencer ese paradigma posiblemente sea una lucha interna que tiene cada educador paraguayo. Considero que lo principal que nos dejó el stronismo fue el miedo. Miedo a hablar de política, miedo a opinar. Igual soy optimista y pienso que en poco tiempo nos desharemos de este miedo.”¿Y la injerencia política?
Algo que heredamos de esos tiempos y posiblemente nunca desaparezca en este país es la injerencia política para conseguir cargos. El amiguismo es una institución y viene de la época de la dictadura. Creo que eso no va a terminar...Tus chicos en su mayoría hablan en guaraní. ¿Cómo se lidia con el bilingüismo?
“Es innegable que el guaraní es su lengua materna. Entonces doy las clases en español y en guaraní, las orientaciones además. El guaraní es expresivo, las llamadas de atención son más elocuentes y ellos entienden más”.
A propósito, la profe vuelve a llamar a hacer una llamada de atención a uno de los “cabezudos” de la clase. Es que los retoños del 3º Grado vuelven agitados después de jugar en el recreo. El aroma a los tallarines con salsa de pollo se apodera de los angostos pasillos de la escuela República de Cuba y nuestra entrevistada mira por el ventanal percatándose de esto. “Los del primer grado ya están almorzando, enseguida nos toca a nosotros”, dice en voz alta abriendo el paraguas ante una probable pregunta impaciente. Los estómagos roncan, anunciando que es la hora de salir a comer. En ese instante, nos percatamos de lo rápido que pasó la mañana del día de la maestra.
Con los platos azules en mano, los chicos se preparan para recibir la ración correspondiente en el salón comedor. Comen y son felices. La comida no solo es alimento para el estómago, es también para el alma. Es el combustible para seguir jugando, seguir riendo, seguir soñando...
Nos despedimos de la profe Cinthia, quien comparte la mesa con sus pequeños. Quizás gusta de verlos comer. A las madres les gusta ver comer a sus hijos...
Como buena maestra nos dejó una gran lección: Nunca olvidar esa mañana en la que nos abrió las puertas del 3º Grado. Nunca olvidar esos rostros...













