Separados en grupos, los evangelizadores visitaron a los afectados por la crecida del río Paraguay de la zona del Bañado Sur y de Tablada Nueva. En los 55 años de la Semana de Vida Religiosa nunca pasó algo igual. La hermana María Barrios, presidenta de la Conferencia de Religiosas y Religiosos del Paraguay (Conferpar) dijo que esta misión es motivada por las palabras del papa Francisco, que pide más atención a los pobres y los insta a salir de la zona de comodidad.
Virgilio Núñez, un damnificado con afecciones en los pulmones, recibió en su pequeña pieza de madera, con una sonrisa en el rostro, a los religiosos de la Conferpar, quienes a pesar de la lluvia se acercaron hasta el refugio del Regimiento de Infantería Nº 14 de Asunción para dar aliento a los damnificados por la crecida.
“Demasiado nos satisface la visita de las hermanas. Acá luchamos bastante”, dijo María Virginia García. Elisa Vega y su marido Eliseo Varela pensaron igual: “Muchos vienen a hablarnos al pedo, pero no nos dan esperanza, estando en esta situación es algo grande”, afirmaron los damnificados de Sajonia.
Para sorpresa del vecino Erculano Barreto, quien celebró su cumpleaños 53 ayer, entre las carpas, los religiosos se unieron a su fiesta con oraciones y estampitas de San Roque González de Santa Cruz y de Chiquitunga.
Las hermanas y los sacerdotes entregaron un pequeño apoyo en concepto de alimentos para los damnificados del Bañado Sur.
La hermana Sonia Burgos, al despedirse del grupo de damnificados, significó que el amor a Jesús los impulsa a dar un abrazo o una sonrisa a los hermanos que sufren. “Es poca cosa, pero vale mucho”.
Solo en el refugio de RI 14 residen transitoriamente unas 1.499 familias del Bañado Sur, distribuidas en cuatro zonas, informó el sacerdote Pedro Velazco, también damnificado.
Los religiosos compartirán hoy varios testimonios sobre el pasar indígena y campesino al culminar el encuentro que se desarrolla en el Colegio Teresiano. Monseñor Pedro Jubinville cerrará la jornada esta tarde con una misa.