17 may. 2024

¡Qué poco nos queremos!

En el Día del Amor Fraterno, Jueves Santo, ¡qué poco nos queremos! Se los digo a nuestros hermanos cristianos. Pero como el amor es universal, me atrevo a decirlo universalmente.

Y lo hago no como una denuncia, ni como una queja. Simplemente lo afirmo como una realidad. Hasta lo digo con amor.

Y lo afirmo en sus consecuencias profundas no respondidas.

Un hambriento me pide un pan y se lo doy, mañana pasa lo mismo y reacciono igual. Así, un mes , un año. He amado, pero no le he solucionado el hambre. Además lo hago dependiente de mí.

Me doy cuenta y quiero seguir amándole, y le enseño a pescar y hasta le regalo una caña con todo lo necesario. Ya tiene un oficio. Ya no tendrá hambre.

Pero, cuando va al lago para comenzar todo gozoso, se encuentra con una valla con un feroz cartel: “Prohibido pasar, propiedad particular”.

Y aquí se detiene mi amor. Para quitar ese cartel hay que meterse en política. Pero eso de meterse en política nos convence a pocos. Y no me estoy refiriendo a la política partidaria, sino a la política de participar en la vida pública. Con el voto bien pensado, con la denuncia. Desde dentro de otras organizaciones etcétera.

Amamos de palabras y sentimientos. Amamos de limosnas. Tal vez, no es frecuente, demos mensualmente unos guaraníes para que un niño pobre vaya a la escuela. Y punto.

Pero cambiar la estructura injusta del país, derribar las barreras que nos separan, participar en instituciones que impidan la reproducción de la pobreza, meterme en un compromiso político..., ¡eso ya es demasiado! Y así el número de pobres y su pobreza aumenta cada día en el mundo.

Y las palabras de Jesús son claras en el Evangelio: “Ámense unos a otros como yo los he amado”.

Jesús nos amó sin límites y por eso lo crucificaron.

Más contenido de esta sección
Demasiados episodios grotescos en una semana como para no dedicarles unas líneas.
Tras las impactantes revelaciones que se obtuvieron con la operación Dakovo, que logró exponer tan explícitamente los alcances del crimen organizado en cuanto al tráfico de armas, sobrevino una situación por de más escandalosa: la implicación de altos militares en actividades criminales. Esta fue sin dudas una dolorosa comprobación del elevado nivel de infiltración del poder mafioso dentro de las instituciones del Estado paraguayo. Además de ser profundamente vergonzoso, esto implica un ataque a la democracia.
El Congreso Nacional rompió récord esta semana con el proyecto de la ley de superintendencia; los senadores tardaron 15 minutos para aprobar; los diputados 11 minutos. En una convulsionada jornada, los diputados también aprobaron ley que suaviza penas para corruptos y los senadores salvaron al cartista Hernán Rivas, acusado de tener un título falso de abogado. Y como les quedó tiempo, también mutilaron la ley de puerta giratoria. Este es el espantoso combo navideño que el Parlamento le ofrece al pueblo paraguayo.
Los impactantes resultados de la operación Dakovo lograron exponer en forma explícita los alcances del crimen organizado en cuanto al tráfico de armas. En nuestro país, logró la detención de más de una decena de personas involucradas en un esquema de tráfico internacional de armas y una nota gravísima, entre los detenidos están un militar de alto rango así como ex funcionarios de la Dimabel. Es muy preocupante la manera en que la mafia y el crimen organizado están socavando nuestra soberanía y nuestra democracia.
No fabricamos armas, pero las comercializamos en cantidad industrial. No producimos cocaína, pero el país es depósito, ruta y puerto de embarque de cantidades industriales que llegan a los principales mercados del mundo.
Eduardo Nakayama abandona el PLRA. Solo y apresuradamente, dicen. Quién sabe. Explica que no ve ninguna posibilidad de que su partido pueda desprenderse de la infiltración cartista. Desde adentro ya no hay nada que hacer, sostiene.