Pero ¿qué hacer entonces si usted mismo dice que la política fiscal en general y la tributaria en particular deben estar concebidas y llevadas a la práctica con el objetivo inmediato de asegurar ingresos remanentes, después de atendidas todas las necesidades públicas, para ayudar a los minusválidos y a los analfabetos, a los que buscan pero no consiguen empleo y, especialmente, a todos aquellos que al final del día y a pesar de su empeño, no han conseguido nada para comer?
LOGRAR MAYORÍAS. ¿Qué caminos tomar si es que, como usted dice, no hay mayorías político-partidarias ni legislativas ni voluntad política en el Poder Ejecutivo para esbozar e implementar una profunda reforma tributaria que permita recaudar mejor de los evasores y de los estratos superiores así como no cargar el peso tributario solamente sobre la clase media y mantener baja o ninguna imposición para los que viven en la pobreza extrema?
¡Imagínense, decía usted por radio, que no hay consenso ni siquiera para aplicar mayores tasas de impuestos, que hoy en día están bajísimas, sobre productos altamente adictivos que perjudican la salud de consumidores activos y pasivos y también los matan! Ejemplos negativos son las políticas tributarias sobre tabaco y bebidas alcohólicas.
RESPUESTAS: Hay que reconocer que su pregunta es abarcante y compleja, que utiliza mis mismos conceptos y que, por tan larga (¡ocupa la mitad de la página habilitada para la columna!), ya deja poco espacio para ensayar una respuesta integral. Mi convicción es que, no obstante, esas limitaciones que usted tan acertadamente resume y que refleja mi propio pensamiento, es posible seguir intentando lograr con educación total mejor nivel de información y de formación en los ciudadanos en campañas nacionales y de largo plazo sobre la importancia de la política fiscal y, dentro de ella, la tributaria. Los ciudadanos son, en esta perspectiva, a la vez contribuyentes como electores. Su mejor educación ad hoc puede conducir, más tarde o más temprano, a actitudes electorales mejor preparadas para elegir a mejores políticos así como mejores legisladores. Esto mismo puede reflejarse también en la elección de mejores presidentes de la República. Dentro de esa perspectiva, las posibilidades de lograr, con el tiempo, mejores políticas públicas hacia el desarrollo sostenible, serán más prometedoras.
TIRANÍA NO PUEDE IMPEDIR PROGRESO. Por otro lado, también hay que considerar que la experiencia recogida en siglos enteros de experimentación con la democracia y con los imperativos técnicos nos deja ver que el más feroz dictador, el peor opresor de pueblos y sus reivindicaciones, a la larga no podrá oponerse al progreso. Llevará más tiempo deponerlos en elecciones libres que pretender impedir que la modernidad se instale en el país en cuestión.
Ejemplos de esa llama de esperanza en medio incluso de cruenta opresión fueron Stalin en la Unión Soviética, Hitler en Alemania e Idi Amín en África, los peores del siglo XX, y tantos otros depravados de la era contemporánea.
PARAGUAY, FUTURO PROMETEDOR. Las perspectivas en nuestro país, en comparación con esas atroces dictaduras, ¡son muy buenas! Ya llevamos un decenio de alto crecimiento económico, aunque todavía desigual. Hemos avanzado en programas sociales, pero hace falta mejorar aún más. Y no hemos tomado conciencia todavía de la necesidad de evitar el descalabro ambiental, pero se están haciendo los primeros esfuerzos.
Al respecto y a largo plazo, nuestro futuro… ¡es promisorio!
Dr. Ricardo Rodríguez Silvero