27 abr. 2024

No olvidemos al director de fotocopias

Por Andrés Colmán Gutiérrez – @andrescolman

Es legítima y comprensible la nueva ola de indignación despertada en la ciudadanía ante las revelaciones sobre el gran festival de derroche de dinero público con que se privilegió a muchos funcionarios del Parlamento, pero no dejemos que el árbol del escándalo oculte al bosque de la corrupción y de toda la politiquería que hay por detrás.

Empecemos por entender que las revelaciones surgieron de una oportunista maniobra política del actual presidente del Poder Legislativo, el senador liberal Blas Llano, al anunciar un plan de recortes de los excesivos y discrecionales beneficios otorgados a los funcionarios, presentándose a sí mismo como un nuevo paladín de la austeridad y la transparencia, olvidando quizás que él proviene de la misma camada de legisladores que causaron el descalabro salarial del sector público, y que han sido beneficiados por privilegios muchos mayores y escandalosos.

Es igualmente saludable que la apertura de la caja de pandora del secretismo estatal esté siendo bien aprovechada por periodistas y medios de comunicación, para investigar y sacar a luz los detalles del carnaval de nepotismo, chonguismo y tráfico de influencias con que se ha manejado —y se sigue manejando— nuestra clase política.

Aunque casi todos lo sabíamos, no nos deja de escandalizar la evidencia documentada sobre directores de fotocopias del Senado que ganan casi diez veces más de lo que gana una maestra o una enfermera rural; sobre sindicalistas que emplean a todos sus familiares con salarios varias veces millonarios; 17 ascensoristas (con un director) para manejar 2 ascensores.

Los reportajes que se están publicando ratifican la validez y necesidad de que contemos con una buena ley de acceso a la información pública.

La burla de muchos ciudadanos y ciudadanas, expresadas y multiplicadas con mucha creatividad a través de los “memes” o chistes gráficos en las redes sociales en internet, nos dan una idea sobre los alcances de la indignación popular, pero mientras esta no salga a las calles, su efecto seguirá siendo virtual.

Es legítimo y comprensible que el blanco principal de estos “memes” y de toda esta indignación sea el hoy célebre director de fotocopias del Congreso, nuevo personaje emblemático de una era que ansiamos transformar... pero no nos olvidemos del director del director de fotocopias.

Es decir, no nos olvidemos de que todo este desastre lo han generado justamente los legisladores que estuvieron atornillados a sus bancas durante tantos años, haciendo vito con los salarios públicos, metiendo a seguidores, amigos y parientes en surrealistas cargos inventados, para mantener sus cuotas de poder.

Que no nos vendan el cuento de que ahora son ellos los que van a cambiar esto, cargándose quizás a los más débiles, pero manteniendo la misma situación de fondo.

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