19 abr. 2024

La historia que se escucha

Aunque muchos no lo perciban conscientemente, el trabajo de sonido en una película es tan importante como la actuación o las imágenes. Germán Acevedo, director de Sonido de Los Buscadores, nos revela parte de lo que hubo que hacer para que esta película suene bien.

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Por Silvana Molina

Generan sensaciones. Reflejan emociones. Dan un significado u otro a una escena, la contextualizan. En el mundo del audiovisual, y específicamente del cine, los sonidos cumplen un rol fundamental para ayudar a entender una historia.

Imagínese este cuadro de una película: dos personas hablando en una calle, donde hay mucho movimiento de gente y de vehículos. El sonidista tiene varias opciones: mantener en un mismo nivel el ruido natural del lugar y el diálogo de los actores, atenuar el volumen del ruido ambiente, reemplazarlo por alguna música, agregar algún efecto especial o anular totalmente el sonido de fondo y dejar solamente las voces de los personajes. Según la opción que elija, el efecto que obtenga será diferente.
En los últimos meses, Germán Acevedo (37) tuvo que tomar innumerables decisiones de este tipo. Como director de sonido de la película Los Buscadores, le tocó encargarse de controlar no solo las capturas de las distintas clases de sonido (voces de los actores principales, de los extras, del ambiente), sino también de integrar armónicamente los agregados: efectos especiales y música.
Es que la labor de un sonidista es mucho más que hacer que todo se escuche con nitidez, subir o bajar el volumen o poner una música de fondo. Su tarea es, nada más y nada menos, ayudar a narrar la historia a partir de la manera en que se escucha.
“Yo me encargo de que todo lo que suene en la película conviva armónicamente, desde la música hasta el último vaso que se apoya sobre la mesa”, resume Acevedo.
Diseño sonoro
El trabajo del director de sonido empieza en la preproducción y va hasta el estreno de la película. Con la lectura del guión, capta las ideas generales y empieza a pensar cómo puede ir contando la historia en el aspecto auditivo.
“El diseño de sonido va más allá de lo que tiene que sonar sí o sí en una toma, como las voces de los actores o el ruido que hace una silla al moverse”, explica Germán. “Es pensar también qué podés agregar para que eso ayude a caracterizar mejor la escena o el personaje”. Además, hay que tener en cuenta que en un audiovisual, “no todo lo que se ve, se escucha y no todo lo que se escucha, se ve”.
Escena por escena, con base en el storyboard (secuencia de imágenes) y la ayuda de los directores de la película (Juan Carlos Maneglia y Tana Schémbori), el técnico fue elaborando su guión sonoro.
Aunque uno podría pensar que lo lógico es que se capten de una vez todos los sonidos que están presentes en una escena, lo cierto es que no es así: cada uno se graba por separado y luego el conjunto se va ensamblando.
“Todo tiene que ser muy limpio: los diálogos no deben tener ningún ruido de fondo, de ropa o de pisadas, nada. A los sonidos del ambiente también hay que trabajarlos: el acondicionador de aire que suena en una oficina, el perro que ladra afuera, la música de fondo, etcétera. El hecho de que estén por separado permite después manejarlos de la manera que necesites”, detalla.
Con voz clara
Capturar las voces de los actores con la mejor calidad posible es fundamental. Aun así, es muy frecuente que se tenga que hacer el doblaje de algunos diálogos, cuando no gustan por algún problema de dicción o inflexión, más allá de que pueda existir algún problema técnico.
En esos casos, los actores se tienen que doblar a sí mismos. Es decir, volver a grabar el diálogo, mirando la escena filmada e intentando entrar en sincronía con la imagen. “Es un trabajo artesanal”, describe Germán.
El clima también puede jugar en contra cuando se trata de captar un buen audio. De hecho, el rodaje de Los Buscadores se paró varias veces por el frío. “Teníamos secuencias en las que había muchos extras, que debían estar con ropa veraniega. Pero hacía como tres grados de temperatura y mientras nosotros detrás de cámara estábamos con campera y gorra, ellos trataban de disimular el frío, y al final se les notaba en la voz”, recuerda.
El entorno habla
Un buen sonidista tiene que estar atento y saber cómo suena el entorno. Eso le permite enriquecer el personaje y la escena.
En el barrio de la Chacarita –donde se desarrolla la mayor parte de las escenas– se identificaron cuatro tipos de sonidos que no podían estar ausentes: motos, música, perros y niños jugando. Es lo que suena todo el tiempo allí, explica Acevedo.
Obtener una buena calidad de sonido en este lugar no fue fácil, pese a que el equipo de Producción hizo un buen trabajo previo, consiguiendo la colaboración de toda la comunidad. “Todos los vecinos sabían que estábamos grabando ahí y ayudaban: apagaban la música, cuidaban que nadie grite. A 500 metros del lugar de grabación ya se les pedía a las personas que venían en moto que apagaran el motor y siguieran caminando con su biciclo, para no hacer ruido”.
Pero resulta que en este barrio hay uno o dos perros por casa. Entonces, el problema era cómo hacer callar a los animales. “Había que tirarles cada tanto una empanada o alguna otra comida para que no ladraran”, revela divertido.
Cuando el rodaje se realizó en el centro de Asunción, la situación fue a la inversa. “Ahí grabamos escenas los domingos y feriados. Pero en esos días el centro está muy silencioso, no suena como un día cualquiera. Entonces tuvimos que ir un día normal para registrar, aparte, los sonidos reales: los ómnibus, las motos, la gente”.
Identidad sonora

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El director de sonido se encontró con secuencias cruciales del filme que le resultaron particularmente desafiantes. “En esas escenas empecé a dar mil vueltas pensando cómo contar, porque en este género es muy fácil caer en algunos clichés de sonido, y yo me quería despegar un poco. Entonces me centré en que la película tuviera una identidad sonora, y que sea bastante paraguaya dentro del género”, resalta.
Grabados todos los sonidos por separado, en la secuencia final el director se encuentra con una gran cantidad de material que debe integrar y armonizar. “La cantidad de capas de sonido que se llega a tener es impresionante: los diálogos, los ambientes, la música, los efectos. Por ejemplo, en la escena final, solamente entre los diálogos de los personajes y de los extras fácilmente teníamos 35 canales de audio, más otros 25 de ambiente, seis de música, entre otros más. Entonces te encontrás con una gran masa sonora y el desafío es hacer coexistir todo eso de la mejor manera”, explica el profesional.
La posproducción del sonido llevó unos cuatro meses y medio de trabajo intenso y varios días sin dormir, para llegar a la mezcla final, que se realizó en el estudio Tres Sonidos, de Buenos Aires. Acevedo está satisfecho con los resultados: “Creo que a nivel de diseño está bastante jugado. Por suerte los directores me dieron la posibilidad de crear y explayarme. Y alguna que otra idea fuera de lo común, que quizás muchos no aceptarían, a ellos les gustó. Realmente fue muy desafiante”.
Sonido y emoción
Definitivamente, el sonido hace la diferencia en la manera en que el público vive la película. “Por eso se llama audiovisual, porque es una combinación de imagen y sonido: 50 y 50. Evidentemente, con el sonido las emociones que se transmiten o se despiertan son diferentes. Por ejemplo, si a una escena romántica le ponés un thrash metal, va a ser muy distinto a que suene música clásica de Bach. Entonces sí o sí incide en la manera en que te llega la historia”.
Germán considera que un sonidista tiene el desafío de investigar y hacer mucha prueba y error para tratar de mejorar. “Muchas veces no tiene que ver con la vanguardia tecnológica, sino con buscar cómo hacer, con las herramientas con que se cuenta, para que los materiales audiovisuales suenen mejor, con calidad internacional”. Será cuestión de saber escuchar.

Fotos: Fernando Franceschelli / José Palacios.

De estreno

Los Buscadores, la nueva película de Juan Carlos Maneglia y Tana Schémbori, se estrena hoy en los cines del país. El largometraje cuenta la historia de un grupo de personas que se embarcan en la búsqueda de plata yvyguy (tesoros enterrados) en Asunción y alrededores. El barrio Chacarita es uno de los principales escenarios de rodaje.

Música, maestro

La banda sonora de la película fue compuesta por Derlis González y grabada por músicos de la Orquesta Sinfónica Nacional, bajo la producción de Sergio Cuquejo. Los sonidos de la guitarra de Berta Rojas –grabados especialmente para esta producción– también dan realce a varias partes del filme.