Mientras espera el 56 que la lleve a San Lorenzo, Marta Alvarenga dice estar sorprendida por el cambio de mentalidad de los empresarios y le pone feliz ver cada vez más ómnibus con rampas para el acceso de personas con discapacidad.
Al subir al colectivo nuevo, y pese a que cuenta con aire acondicionado, la mamá y abuela rápidamente cambia de humor. Es que, luego de superar los altos escalones del micro con su cartera y sus bolsas de supermercado, debe sortear a un viejo conocido: el molinete.
Ayudada por otro pasajero, logra ubicarse en la primera fila. Ya sentada, suspira y empieza su descargo. “No tiene sentido. Ponen rampas para facilitar el acceso, pero a los demás nos condenan al molinete. En mi caso, por mi edad, no tengo la misma movilidad que un joven y me cuesta pasar el molinete. Imaginate una embarazada o una persona obesa”, criticó.
Actualmente, van aumentando las empresas que recurren a la colocación de molinetes en sus buses nuevos para controlar el movimiento de pasajeros, en contramano al plan de inclusión que lleva adelante el Gobierno.
Algunas de estas compañías son Magno SA (Línea 12), Automotores Guaraní SRL (Línea 15), TTL SA (Línea 23), San Lorenzo CISA (Línea 27), Mariscal López SRL (Línea 38) y La Sanlorenzana SA (Línea 56).
aval de la corte. El titular del Centro de Empresarios de Transporte del Área Metropolitana (Cetrapam), César Ruiz Díaz, reconoció que la colocación de molinetes es “molestosa” para los pasajeros, pero aseguró que la intención es solamente controlar la recaudación diaria de los colectivos.
Recordó que el 90% de las compañías permisionarias se benefició con un fallo de la Corte que suspendió los efectos de la Ordenanza Municipal 221/91. Esta normativa promulgada por la Comuna capitalina prohibía el uso de molinetes en los buses que circulan por Asunción.
“Incluso, con el billetaje, las empresas van a usar el molinete porque ese es el sistema de control que se usará con la tarjeta. Porque hay un recurso que se le ganó a la Municipalidad y no está prohibido su uso”, remarcó.
“Es un problema, porque es molestoso, cierto. Pero tenemos que ver con el Viceministerio cómo resolver. Porque también está la cuestión de que los asientos de adelante son para las embarazadas. Pero, ¿quién respeta?”, se preguntó.
El viceministro de Transporte, Agustín Encina, se lamentó por la colocación de estos equipos para controlar a los choferes, ya que existen otras soluciones como la instalación de cámaras o sensores de movimiento.
“Es una incomodidad, pero lastimosamente no podemos hacer nada, porque una orden judicial se cumple, no se interpreta”, manifestó.
Refirió que actualmente unos 271 ómnibus cuentan con rampas hidráulicas, pero desde el 2017 todas las unidades introducidas como nuevas deben contar con los elevadores.
retroceso. La directora de Descentralización de la Senadis, Zulma Ferreira, se mostró asombrada por este hecho.
Recordó que la accesibilidad es un derecho humano fundamental en los sistemas de transporte público del mundo y afirmó que la colocación del molinete es un retroceso al avance que había logrado el Viceministerio de Transporte, institución que obligó a las empresas a que al menos el 15% de su flota esté equipada con rampas hidráulicas.
“Es genial que pongan rampas para las personas en silla de ruedas. Pero los ómnibus también deben ser accesibles para las personas con muletas, con bastones, con discapacidad visual y para las personas de tercera edad o niños”, expresó.