Garay manifestó en Monumental AM que Jennifer “fue uno de los casos más graves” que tuvieron en el Acosta Ñu, la que estuvo más tiempo en una unidad de cuidados intensivos y “quien más luchó por su vida y desafió al destino”.
Indicó que la niña tuvo una “muerte súbita resucitada”, es decir, un paro cardíaco. Explicó que un día, estando internada, debía tener una consulta porque se sentía mal. Justo cuando fue su turno, en el pasillo de Cardiología le dio el paro, pero gracias a la rápida acción del personal médico revivió. No hubiera tolerado si le pasaba en la calle o en su casa.
La cardióloga señaló que Jennifer aguantó 3 grandes cirugías en un corto período de tiempo, ya que tiene 8 años de edad, como la instalación de un cardio desfibrilador para las arritmias.
De acuerdo con la doctora, ese aparato le salvó incontables veces la vida, incluso en un solo día. Además de la cirugía donde le instalaron el corazón artificial, más los procedimientos donde le sacaron su corazón y el artificial para trasplantarle el órgano donado.
La niña recibió el alta el jueves. Ahora queda que su casa se ponga en condiciones para que ella pueda seguir con la recuperación.
Garay consideró su caso como uno de los “triunfos de la medicina paraguaya”, en parte gracias a la idoneidad de los profesionales, la tecnología que tenían a disposición y la campaña de concienciación para la donación de órganos.