23 abr. 2024

Jagua salida

Pasear a la mascota es una tarea que cualquier persona realiza por amor a su compañero de cuatro patas. Pero, ¿qué pasa cuando uno no tiene tiempo para hacerlo? Para eso están los paseadores de perros, un servicio que es todavía incipiente en Paraguay, pero que empieza a ganar espacio.

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Nicolás Dragotto siempre hace un recorrido previo y elige las calles más seguras para pasear a las mascotas.

Fotos: Fernando Franceschelli

No es tan fácil como parece. Cuando vemos a una persona llevando a un grupo de perros de diferentes razas, sin que estos se estén gruñendo entre sí o dándose dentelladas, siempre nos viene a la mente la pregunta de cómo lo hacen. No es sencillo lograr la armonía perruna. Los paseadores nos cuentan sus técnicas.

“Les educamos para que no peleen, les hablamos fuerte, nos ponemos firmes para que ellos aprendan quién es el líder”, responde Joel Zaracho a la pregunta que todos le hacen. Desde hace cuatro años, él y su esposa Gabriela Ramírez se dedican a pasear animales. Juntos crearon Dogs Walking.
El servicio que ofrecen no es común en Paraguay. Al contrario, escasean los paseadores de mascotas. Por eso algunas personas se animaron y empezaron a ofrecerse como profesionales del ramo y, literalmente, hicieron camino al andar... con perros. “Vimos con mi señora que había necesidad de este servicio, y entonces empezamos en 2013. Además de pasear, les damos ducha y hacemos peluquería a los animales”, cuenta Joel.

Amor en primer lugar

Gabriela y Joel son amantes de los animales, una condición indispensable para dedicarse a pasear mascotas.<br>

Gabriela y Joel son amantes de los animales, una condición indispensable para dedicarse a pasear mascotas.

Pero pasear perros, como lo averiguaron después los integrantes de la pareja, no es tan fácil como parece: aparte de sentimientos, requiere conocimientos. De entrada, es fundamental que quien desee dedicarse a este oficio, ame a los animales y que a eso le agregue una dosis de paciencia y empatía con los peludos.
Después, hace falta asesorarse por veterinarios e ingresar a las páginas dedicadas a la actividad para informarse y aprender sobre las características de cada raza y cómo lidiar con los canes más difíciles.
En Paraguay no existen, hasta ahora al menos, instituciones o personas dedicadas a formar a paseadores. Por eso, la mayoría de los que ofrecen este servicio, además de acudir a los consejos de profesionales, deben ir aprendiendo de manera empírica.
Sol Ayala, así como Joel, empezó bañando a los perros hace ocho años y desde hace cuatro se acercó al oficio de pasearlos. “Por seguridad, del can y de la gente, todos los animales que paseo son de buen carácter”, comenta. Ella tiene también su empresa, a la que bautizó Paseo a tu +Kota.
¿Cómo se sabe si un perro tiene o no buen carácter? “Si me acepta de una, si entro en la casa y no tengo problema, significa que sí tiene buen carácter. El dueño me cuenta cómo es y hago preguntas para informarme. Por ejemplo, si un perro tiene problemas cardiacos, no puede caminar mucho, solo dos cuadras, y si no hace calor”, explica.
Sol dice que se debe tener en cuenta fundamentalmente la temperatura, porque si el animal es muy obeso, el calor intenso lo va a afectar; tampoco podrá hacer un recorrido extenso desde el principio, por lo que se debe ir de a poco. Si nunca caminó, el primer día la salida debería durar de 10 a 15 minutos; ese ritmo se puede mantener durante una semana para después ir aumentando gradualmente.

La mejor hora

El momento ideal para comenzar el paseo depende de la estación. Sol comenta que en verano, cuando hace mucho calor, conviene salir entre las 7.00 y las 9.00, como máximo. La caminata en horas de la noche es más recomendable durante la temporada estival, pero eso depende de cada cliente, pues a algunos no les agrada que sus mascotas salgan en ese horario.
Antes de salir de su hábitat, es primordial que la mascota aprenda a hacerlo moderadamente. No es cuestión de que atropelle cuando se abre la puerta o el portón, sino que debe prestarle atención a su guía, sin tirar tanto de la cuerda. Esto hay que hacerlo de manera reiterada hasta moderar al animal. “Cuando salen desesperados es porque nunca lo habían hecho antes, no están acostumbrados”, dice Sol.
“Están los que quieren ser los que mandan. Si la primera vez se le deja salir primero, no hay forma de atajarle. Si están muy ansiosos, primero juego con ellos y espero a que se calmen, depende del perro. Si alguno estira de la cuerda, trato de que se quede a mi lado, pero generalmente espero delante del perro. Si no, regulo y paro la caminata hasta que se calme”, aconseja.
Al can se le debe enseñar que se mantenga siempre al lado del paseador y que no se enfoque en otras cosas o lugares. También hay que evitar que dejen de prestarle atención a su guía. ¿Cómo? La atención del animal se gana con estímulos positivos, tales como premios o caricias, y en determinadas ocasiones no están de más los correctivos, que pueden ser un “no” o un silbido.
En Paraguay no existe reglamentación alguna sobre esta actividad, así que cada paseador toma las precauciones que considera necesarias para la salida. Sol agrega que en su caso, los paseos siempre son con los animales sujetos por una cuerda, y recalca que nunca los lleva sueltos. La mayoría de los perros ya vienen con su collar y traíllas propios, cuenta.

El camino más fácil

Sol Ayala y sus perros disfrutan de un paseo tranquilo.<br>

Sol Ayala y sus perros disfrutan de un paseo tranquilo.

En cuanto al itinerario, siempre es aconsejable que el paseador lo recorra antes, para familiarizarse con la zona y evitar lugares en donde podrían encontrar otros perros, pero sueltos. “Yo siempre hago antes un recorrido de reconocimiento y elijo las calles que me parecen más seguras”, explica Nicolás Dragotto, dueño de A 4 Patas.
Nuestros entrevistados añaden que siempre salen con una botella de agua, para darle de beber a los canes, sobre todo en verano. También se debe contar con elementos apropiados para recoger las deposiciones. Quizás esta sea la parte menos glamorosa de este oficio, pero un servicio profesional debe prever sí o sí dicha eventualidad. Sol cuenta que lleva tantas bolsitas de plástico como ejemplares saca a pasear; lo recolectado lo va desechando en los basureros públicos.
Nicolás asegura que se debe estar atento a la posibilidad de que haya perros sueltos en el trayecto y cambiar el itinerario preestablecido cuando existan otros animales en el recorrido. Puede ocurrir que a pesar de todas las precauciones, el grupo de humano y canes se tope con una situación desagradable. Y nada tan delicado como un animal que sale a la calle aprovechando que su propietario se olvidó de cerrar el portón.
¿Qué hacer en casos como este? Sol responde que ella se queda tranquila e intenta calmar al perro, pero aclara que si no lo consigue, entonces no le queda más remedio que alzar a la mascota que está paseando, siempre que esto sea posible, considerando el tamaño del animal. “Ya me pasó que por proteger a un perro terminé siendo yo la mordida”, relata.
La paseadora cuenta que, en su caso, tiene mascotas de todos los caracteres, desde los más mansitos a los más acelerados. Y da otra recomendación: “No mezclo a los perros de una casa con los de otra, por seguridad, porque no tengo la habilidad de dominarlos al 100%. Cuando tenga la seguridad de que voy a poder dominarlos, entonces quizás lo haga”.

Sujetos y no tanto

Cuando vemos a un grupo de perros paseando, lo que notamos, además de que caminan en total armonía, es que todos cuentan con una traílla que termina en las manos del paseador. Menos común es encontrar canes que paseen sin cuerda, pero de que los hay, los hay. “La idea es educar al animal para que salga sin correa”, sostiene Joel, aunque él todavía no se animó a hacerlo.
Tampoco se suele apreciar a ejemplares con bozal en el grupo. Joel comenta que no conoce casos de paseadores que se vean obligados a recurrir a ese elemento, pero sí suele encontrar propietarios con su animal embozado, algo que, aclara, él no comparte. “Si bien en Paraguay no hay una legislación al respecto, los perros que saco no llegan a tener una agresividad tal que obligue a ponerles bozal”.
Para una salida en paz, nada como conocer los temperamentos de cada raza y saber cuáles son las que se pueden compatibilizar entre sí. Por eso, como se dijo más atrás, es importante recurrir al parecer de los expertos. Las opiniones de un veterinario o las de un especialista en conducta de perros –en internet abundan los consejos de los conocedores del tema– pueden ayudar en ese sentido.
Sacar a pasear a un grupo de los mejores amigos del hombre exige un nivel de compromiso derivado del amor por los animales. Y convertir esa actividad en una fuente de ingresos puede ser un negocio lucrativo medido no solamente en términos de dinero sino también de afecto. En estas condiciones, siempre será bien visto salir con los perros.

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Tiempo y dinero

Los precios y la duración de los paseo varían de acuerdo a cada paseador. Pero en general, el costo de la salida oscila entre G 20.000 y G 25.000 por cada animal. La recorrida puede durar 20, 30 o 45 minutos.

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El alma de la raza
Los perros braquicéfalos (los de cara achatada y hocicos recortados, como los bulldogs) deben evitar el sol y el calor, así como el exceso de frío o agua. Además, deben tener descansos más continuos que otra raza canina. Los perros con doble capa de pelo (como el husky siberiano) deben tener descansos por lo menos cada 15 minutos, para evitar sobreexponerlos a un golpe de calor.


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De cacería
Los canes, cuando salen o cuando se los saca a pasear, actúan como si salieran a cazar y activan todos sus sentidos. Por eso muestran un nivel de exaltación o de felicidad en el momento de salir. A través de la educación y del adiestramiento, se les enseña a pasear tranquilos y estar concentrados en el entorno.