20 abr. 2024

Humano se nace, ¿humanitario se hace?

Por Carolina Cuenca

Parafraseando a la feminista de Beauvoir en el día en que se celebra en el mundo la asistencia humanitaria, sería interesante preguntarse hoy de dónde nace y cómo se puede vivir el humanitarismo, sin caer en la pretensión de los sentimentales, ni en los precipicios de la incredulidad total sobre la posibilidad de ayudar a otros.

Es evidente que la verdad científica sobre nuestra biología que nos determina como seres humanos con 46 cromosomas no es suficiente para explicar el dolor ni la empatía. Los seres humanos tenemos esta capacidad de percibir y ponernos en movimiento con lo que a otros les ocurre. En este sentido, como decía Ortega y Gasset, somos “personas con los demás en el mundo”.

Pese a esta disposición natural con la que la mayoría simpatiza, el individualismo cobra fuerza. Es una suerte de alienación consentida. Yo desde mí, para mí y conmigo mismo. Los potenciales altruistas se atrofian por falta de alimento, se desalienta la gratuidad, se desconfía, se pervierten las relaciones más inocentes, se comercia con la imagen de bondad y se aprende a vivir solo para sí mismo sin culpa.

El cinismo vence y parece que con el ego bien alimentado con situaciones controladas, personas manipuladas, sentimientos descartados... se consigue suficiente satisfacción. Sin embargo, el alma empobrecida reacciona de diversas formas: se envilece hasta la crueldad, peca de perversidad, infesta a otros de indolencia y sufre.

Algunos tratan de despertar el humanitarismo desde fuera con luces artificiales de metas, raciocinios, cuentas. Pero sigue la nostalgia de ese poder entregar algo a otros porque sí, porque está en nuestra naturaleza libre. Sobre todo, cuando surgen esos testimonios que la realidad nos acerca, como la atleta olímpica que levanta a su compañera y sigue con ella la carrera, sin importarle más la medalla o el puesto. Miradas, gestos, acciones concretas en que se arriesgan vida y fortuna... muchos factores nos demuestran que la humanidad sigue generando luces propias, exóticas, bellas. Recuerdo lo que nos decía hace unos días el monseñor Siluán Muci, de la Iglesia Católica Ortodoxa de Antioquia, sobre la forma en que viven y mueren los cristianos en Siria, país en el que vivió mucho tiempo. La verdadera asistencia humanitaria es permitir que el otro sea él mismo porque lo consideramos un bien en sí y contribuimos para su desarrollo porque lo sabemos persona, libre, más allá de nuestras diferencias.

Qué hermoso es contemplar a alguien hacer algo bueno por otros, sin selfies, sin portadas en una revista. Este bosque de seres luminosos capaces de ser y relacionarse libremente crece en silencio, ama el silencio. Pero requiere del abono, del cuidado de la educación que aprecie la libertad humana. Del cuidado de esta frágil ecología humana surge lo humanitario.

Más contenido de esta sección
Las ventas al público en los comercios pyme de Argentina cayeron un 25,5% interanual en febrero pasado, golpeadas por la pérdida de poder adquisitivo de los consumidores a causa de la elevadísima inflación, y acumulan un declive del 27% en el primer bimestre del año, según un informe sectorial difundido este domingo.
El mandatario decidió crear el fondo nacional de alimentación escolar esperando un apoyo total, pues quién se animaría a rechazar un plato de comida para el 100% de los niños escolarizados en el país durante todo el año.
Un gran alivio produjo en los usuarios la noticia de la rescisión del contrato con la empresa Parxin y que inmediatamente se iniciaría el proceso de término de la concesión del estacionamiento tarifado en la ciudad de Asunción. La suspensión no debe ser un elemento de distracción, que nos lleve a olvidar la vergonzosa improvisación con la que se administra la capital; así como tampoco el hecho de que la administración municipal carece de un plan para resolver el tránsito y para dar alternativas de movilidad para la ciudadanía.
Sin educación no habrá un Paraguay con desarrollo, bienestar e igualdad. Por esto, cuando se reclama y exige transparencia absoluta en la gestión de los recursos para la educación, como es el caso de los fondos que provienen de la compensación por la cesión de energía de Itaipú, se trata de una legítima preocupación. Después de más de una década los resultados de la administración del Fonacide son negativos, así como también resalta en esta línea la falta de confianza de la ciudadanía respecto a la gestión de los millonarios recursos.
En el Paraguay, pareciera que los tribunales de sentencia tienen prohibido absolver a los acusados, por lo menos en algunos casos mediáticos. Y, si acaso algunos jueces tienen la osadía de hacerlo, la misma Corte Suprema los manda al frezzer, sacándolos de los juicios más sonados.
Con la impunidad de siempre, de toda la vida, el senador colorado en situación de retiro, Kalé Galaverna dijo el otro día: “Si los políticos no conseguimos cargos para familiares o amigos, somos considerados inútiles. En mi vida política, he conseguido unos cinco mil a seis mil cargos en el Estado...”. El político había justificado así la cuestión del nepotismo, el tema del momento.