Carlos Oviedo | Ybycuí
Resultó víctima Félix Ramón Alonso (19), domiciliado en el barrio Corazón de Jesús de Ybycuí, y está sindicado como responsable del homicidio Carlos Alejandro Escobar (39), también oriundo de lugar, pero residente en Asunción y actualmente está detenido.
El crimen desató la ira de los jóvenes que acompañaban a la víctima y procedieron a destruir tres vehículos del presunto homicida y de sus acompañantes.
Según los datos obtenidos, el hecho se registró este Viernes Santo en la madrugada, en el conocido paseo central. En el lugar había una concurrencia, como cada año, de cientos de personas que consumían bebidas alcohólicas y escuchaban música a alto volumen desde los equipos de sonido de diferentes vehículos. El encuentro se estaba desarrollando con normalidad hasta que un joven, identificado como Rodrigo González, fue golpeado en la nariz por un desconocido. El afectado informó sobre el caso a unos amigos que se encontraban a una cuadra del sitio en el que se produjo el incidente. Los mismos acudieron al lugar para tratar de identificar al agresor y hacer justicia por mano propia, pero fueron recibidos por otro grupo con dos disparos al aire.
Los tiros fueron efectuados por Escobar, según testigos. Uno de los proyectiles impactó en la frente del estudiante universitario, quien fue derivado al Hospital Distrital de Ybycuí y de allí a Emergencias Médicas, donde se comprobó su deceso.
El incidente ocurrió en las proximidades de la vivienda perteneciente a la familia del supuesto victimario. De inmediato, más de un centenar de jóvenes intentaron linchar al autor de los disparos, quien presurosamente ingresó a su casa para protegerse.
Los iracundos amigos de la víctima intentaron ingresar hasta el interior, pero agentes policiales lograron pararlos. Ante la imposibilidad de ingresar a la casa del sospechoso, los jóvenes destrozaron a golpes los vidrios y las chaperías de dos autos Mercedes Benz y uno de la marca Fiat, pertenecientes al supuesto victimario y a sus allegados.
Por momentos, la situación rebasó la capacidad de la fuerza del orden, coincidentemente cuando Alfredo Ramos Manzur, fiscal de la zona, y una cantidad ínfima de uniformados realizaban recorridas de prevención.
El episodio causó gran consternación, ya que el joven asesinado gozaba del afecto popular y era tesorero de la hinchada local del club Cerro Porteño. Prácticamente no faltaba a los compromisos de su club y llamativamente gozaba incluso del aprecio de los fanáticos del club Olimpia.