19 jul. 2025

El espíritu de Blas N. ronda el cartismo

Estela Ruiz Díaz En TW: @Estelaruizdiaz

La interna colorada está llegando a su fase final. Quedan menos de 15 días para que se defina la continuidad de Horacio Cartes en el poder de la República a través de su delfín y el clima electoral está de infarto. Ni las encuestas que dan ganador a uno u otro candidato tranquilizan a los comandos. Lo que se dice, reina la tensa calma porque los números no alcanzan para dormirse en los laureles.

La encuesta reciente de Francisco Capli da una diferencia de 10% a favor de Mario Abdo Benítez. Como fue publicada en el diario ABC, el Gobierno desacredita y afirma que fue “maquillada” para favorecer al disidente. Un día después, La Nación, diario de la familia presidencial, publicó otra encuesta de Taka Chase, en la que Peña supera por 5% a Abdo Benítez. Con la lógica oficialista, se puede lanzar la misma sospecha sobre estos guarismos.

Las cifras son un toque de atención para ambos candidatos. A la diferencia del 10% de Mario Abdo hay que restarle tal vez un 6% atribuida a la estructura que favorece Peña como caballo del comisario. Pero si la encuesta publicada por el oficialismo estima solo un 5%, revela que el elegido de Cartes tampoco está muy bien posicionado como pretende hacer creer la impresionante campaña del Gobierno.

El diario Última Hora también publicará una encuesta en breve y como es el único diario que tiene venia judicial para hacerlo durante la veda electoral, es la más esperada.

¿EMPATADOS? Se dice que la verdadera encuesta es la que no se publica, pero más allá de la guerra de sondeos que sirve como bandera de campaña, en los comandos electorales hay mucho nerviosismo.

Bajo la mesa, el oficialismo admite que Santiago Peña y Mario Abdo Benítez hoy están empatados. Si admiten empate, es probable que estén unos puntos abajo. Pero para un viejo dirigente afín al cartismo esto no representa un problema insalvable: “Admitimos; hoy estamos empatados, pero al final vamos a ganar por 50.000 votos. Estos 15 días vamos a reforzar todo lo que se pueda”.

A diferencia de Asunción y el área metropolitana, en el interior los caudillos tienen más incidencia sobre los votantes. Aquí radica la confianza del oficialismo. La estructura a favor de Peña es de 80 sobre 20.

Horacio Cartes dirige personalmente la campaña. Ahora responde los mensajes de la dirigencia de base a la hora que sea. Se acabaron los tiempos en los que los seccionaleros eran mal vistos en Mburuvicha Róga. Como jefe de campaña ya les dio el tirón de orejas a Javier Zacarías y Ramón Romero Roa porque en el Este las cifras no son buenas. En un análisis del comportamiento electoral, detectaron que había fuga hacia la disidencia de la mitad de los votantes de ambos líderes regionales. A fin de remontar, Zacarías ya lanzó la campaña Itaipú para los paranaenses, donde los “jefes y directores sean amigos y vecinos de la zona”. Se acabaron los tiempos de la meritocracia.

LOS PROBLEMAS DE PEÑA. Cuando Cartes lanzó a su delfín para dar continuidad a su poder, pensó que la campaña iba a ser más fácil.

Sin embargo, se le está haciendo cuesta arriba, tanto que no le importa echar por tierra su discurso sobre cómo gastar el dinero del Estado. Ahora se malversa en Essap para disfrazar las gratificaciones y hace campaña desembozada con bienes del Estado porque su candidato es demasiado exótico para un electorado tradicional.

La figura de Peña no penetró las capas más duras de la ANR. Al votante de más de 45 años le pesa el pasado liberal del candidato, admite un dirigente, y aunque guste a los jóvenes, estos no son afectos al ejercicio de votar. Además, la dirigencia de base cuestiona el “modelo” de gestión que tiene que ver con el reparto de la torta. Porque hacen el trabajo duro para que los técnicos, gerentes o amigos de presidente ocupen los cargos más altos y ellos solo quedan con las prebendas y no con el negocio. “Los técnicos y los gerentes roban igual que nosotros, la diferencia es que los políticos repartimos más”, diferenció el viejo caudillo. Otro caudillo abonado del cartismo ve a Peña como un presidente proclive a seguir las recetas internacionales. Y citó como error el apoyo a los aranceles en la UNA. No solo por pensarlo, sino por decirlo en tiempos de campaña.

Pero los dirigentes son conscientes de que la derrota será peor. Por ahora, piensan como el finado Blas N. Riquelme, el folclórico filósofo colorado que resumió con pragmatismo la candidatura de Wasmosy: “Ivaíramo la jarekóva, ivaive la ndajarekói” (“Es feo lo que tenemos, es peor no tener”).

La ventaja que tienen es que tampoco Mario Abdo despierta pasiones. “Es argel, como todo niño rico”, festeja. En la disidencia este fue un tema de debate. Tanto que le pidieron a Nicanor Duarte Frutos que suba al escenario con el candidato y así encender el auditorio con su retórica punzante. Para alivio del cartismo, el ex presidente se negó porque prefiere mantener la autonomía de su movimiento.

El empate vaticina un final de bandera verde.

En dos semanas se realizan las internas. Será probablemente la más onerosa de la transición. Cartes se juega no solamente su futuro político, sino económico. El proyecto aprobado en Senado que sube el impuesto al tabaco es apenas una muestra de lo que se viene si cae derrotado.

Por eso, estos 15 días que quedan se verán cosas peores de las que vimos hasta hoy.
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