“El arresto fue percibido como una bomba nuclear aquí en el palacio presidencial”, dijo un asesor de Rousseff, que pidió anonimato. “Por desgracia, la crisis política se está profundizando y complicando aún más nuestra agenda en el Congreso”.
Delcídio do Amaral es la figura más prominente del Partido de los Trabajadores en el Congreso y ha sido un negociador clave con la oposición mientras Rousseff buscaba este año apuntalar las cuentas públicas y recuperar la confianza de los inversores. Sin embargo, los líderes de la oposición dicen que el arresto de Amaral muestra que los esquemas de soborno que implican contratos en la petrolera Petrobras alcanzaron sus niveles más altos con la llegada al poder del Partido de los Trabajadores en 2003.
“Esto expone la relación de corrupción entre el Gobierno, los políticos y las grandes empresas”, dijo Rubens Bueno, un legislador opositor y feroz crítico del Gobierno en la Cámara Baja. Amaral fue detenido por orden del Supremo Tribunal Federal por supuestamente intentar sobornar al ex director del área internacional de Petrobras, Néstor Cervero, quien alcanzó un acuerdo de culpabilidad que podría implicar al senador y otras personas en una red de sobornos vinculada a la costosa compra de una refinería en Pasadena, Texas, en 2006.
Rousseff no es objeto de investigación en el escándalo de corrupción, pero era la presidenta de Petrobras cuando se realizó la compra de la refinería y cuando muchos de los presuntos esquemas de sobornos se habrían estado incubando.
El escándalo de Petrobras, combinado con una profunda recesión económica, provocó a principios de este año llamados de la oposición para llevar a Rousseff a un juicio político. reuters