04 may. 2024

Cierre de calles junto al Palacio es una afrenta a la ciudadanía

Cada vez que el Gobierno teme que algún grupo de manifestantes llegue hasta el Palacio de López, procede arbitrariamente a clausurar con vallas de hierro las principales calles del entorno durante varios días, privando a la ciudadanía del derecho al libre tránsito y generando aun mayor caos en el ya colapsado tráfico capitalino. No existen razones justificadas para bloquear el paso durante tanto tiempo, considerando que el Poder Ejecutivo dispone de todos los mecanismos para responder ante cualquier amenaza a la seguridad presidencial. La prohibición de circular por dichas vías constituye un abuso de poder que responde a la totalitaria costumbre de la “orden superior” de épocas de la dictadura, provocando una innecesaria irritación en la población.

Tras una denuncia publicada ayer en la portada de este diario, evidenciando que varias calles y veredas en los alrededores del Palacio de Gobierno permanecían arbitrariamente clausuradas “por orden superior” desde hacía 12 días, se procedió al retiro de las vallas de metal que bloqueaban el paso de la avenida El Paraguayo Independiente, desde la calle 15 de Agosto hasta Montevideo, así como las calles O’leary y Ayolas, desde su intersección con Benjamín Constant.

El cierre de las calles que rodean al histórico Palacio de López ocurre cada vez con mayor frecuencia, principalmente cuando se registran manifestaciones de protesta por parte de grupos sociales y políticos en el microcentro capitalino. En este último caso, el bloqueo se inició el pasado 25 de enero, cuando arribó hasta la capital un reducido grupo de ciudadanos que acompañaban al abogado Paraguayo Cubas y al concejal municipal de Ciudad del Este, Celso Kelembu Miranda, quienes llegaron a Asunción con intenciones de realizar manifestaciones de protesta contra el Gobierno y el Poder Judicial.

El Poder Ejecutivo cuenta con las atribuciones necesarias para accionar mecanismos de seguridad ante algún tipo de amenaza que pueda poner en riesgo al presidente y a su entorno, pero estas restricciones no deberían durar por tanto tiempo, afectando el constitucional derecho al libre tránsito de los ciudadanos, principalmente en un sector como el centro histórico de Asunción que cuenta con calles muy estrechas, casi siempre colapsadas por el tráfico automotor, sin vías alternativas de escape.

El esquema de seguridad presidencial cuenta con suficientes efectivos policiales y militares, así como vehículos y elementos disuasivos, que pueden accionarse cuando se considere necesario bloquear el paso hasta instalaciones gubernativas, pero dichas acciones deben estar estrictamente ajustadas a lo que disponen la Constitución y las leyes, y solo deben durar el tiempo necesario hasta que se desactive la amenaza.

En el Paraguay existen demasiadas prácticas represivas que se han heredado de la época de la dictadura stronista, cuando el entonces ministro de Educación, Carlos Ortiz Ramírez, lanzó su célebre frase “la calle es de la policía”, para justificar el ataque contra manifestantes ciudadanos que exigían el respeto a los derechos humanos.

En un sistema democrático, la calle es de la ciudadanía y las autoridades deben garantizar el libre tránsito, especialmente en zonas como las que ocupa el actual Palacio de López, que además de ser la sede gubernativa, tiene un interés histórico y cultural. Cerrar calles y bloquear el paso, aparte de resultar poco efectivo para evitar el reclamo popular, solo provoca más irritación y aumenta la imagen dictatorial del Gobierno.

Más contenido de esta sección
A poco más de dos semanas del inicio de las clases en las instituciones educativas oficiales, nos encontramos frente a un desolador y conocido panorama: el abandono de las escuelas públicas. En un rápido recorrido de UH por algunos establecimientos se comprueban pisos hundidos, techos con goteras, letrinas en vez de baños, sin acceso a energía eléctrica o agua potable. Ese es precisamente el estado de la educación pública en el Paraguay, un país desigual que les niega las mínimas oportunidades a sus niños y jóvenes.
Nos encontramos en medio de una nueva epidemia, esta vez es el dengue y la peor noticia, además del costo de vidas que está teniendo es el hecho de que se trata del mismo vector: el Aedes aegypti. Muy pronto la población y las autoridades olvidaron el impacto que tuvo dicho mosquito con la anterior epidemia, aquella vez de chikungunya, que dejó no solamente un tendal de fallecidos, sino además personas que sufrieron largas secuelas de la enfermedad. Resulta inaceptable a estas alturas que un mosquito siga causando crisis en nuestra salud.
No sé el motivo por el cual Hernán Rivas es tan importante para Honor Colorado. El hombre pasea su insolencia por los tres poderes del Estado con total impunidad y, pese a las evidencias de su impostura, sigue disfrutando de una inalterable protección política
A pesar de que ya se había advertido, desde el año pasado, que el verano podría llegar con una epidemia conjunta de dengue y covid-19, poco se ha hecho para evitar las terribles consecuencias de una nueva crisis en el sistema de salud. Las predicciones se están cumpliendo, atendiendo a los datos de Salud Pública; por semana se están contando los casos de Covid-19 y dengue con un aumento del 30%. Mientras, los servicios ya están comenzando a colapsar, mostrando preocupantes imágenes de pacientes en las urgencias aguardando ser atendidos.
El pasado miércoles Nenecho Rodríguez tomó la decisión más aplaudida desde que es intendente de Asunción: Suspendió sine die la vigencia del estacionamiento tarifado de la empresa Parxin.
Hasta hace unos días, creía que el término “nepo baby” era un neologismo creado localmente a raíz del actual escándalo de nuestro Parlamento. Wikipedia me informa que ya fue tendencia en TikTok en 2022, pues fue la palabra con la que los usuarios señalaban a los que se volvían famosos simplemente por ser hijos de artistas famosos.