En el actual proceso preelectoral cualquier interpretación de una información económica se tergiversará lo más posible para usarla como munición en contra del candidato oponente. Dejando de lado este ruido momentáneo, la pobreza total es un tema importante que nos atañe a todos porque representa 1.949.000 de nuestros compatriotas.
Vamos a los números. La pobreza total se subdivide en pobreza extrema, la que incluye a personas que se supone viven con G. 235.000 al mes. Esta franja disminuyó del 9,97% en el 2015 a 5,73% en el 2016. El efecto se dio porque la canasta de consumo del pobre extremo se actualizó a la realidad. Pareciera que existen menos pobres extremos.
Mientras tanto, el resto de los pobres que no son extremos, personas que supuestamente podrían subsistir con G. 630.000 al mes, han aumentado, pues este porcentaje sobre el total de la población pasó del 22% en el 2015 al 28% en el 2016. Pareciera que en total existen más pobres.
Vamos al error de los números. Estos números estadísticos surgen de una pequeña “muestra”, que se compone de encuestas a nivel nacional al visitar 13.000 viviendas y entrevistar a más de 40.000 personas aproximadamente. Mientras que la población total del Paraguay en el 2017 se estima en 6.953.646, o sea solo el 0,58% de los paraguayos fueron encuestados. Como la muestra es tan pequeña al comparar con la población, esta contiene grandes márgenes de error. En el estricto raciocinio matemático los cambios entre el 2015 y el 2016 en el porcentaje de la pobreza extrema y la pobreza total NO son estadísticamente significativos, pues ambos resultados están dentro del mismo rango de error de la muestra. No se puede afirmar con certeza técnica que haya ocurrido un aumento o una disminución de los pobres. Quedan así sin fundamentos las acusaciones de haber aumentado la pobreza así como también los supuestos méritos de haber disminuido.
Ahora, vamos a otros números que nos muestren aspectos más interesantes:
1. Si no hubiese habido transferencias públicas, los pobres extremos pasarían de 5,73% a más del 7%. Esto significa que el dinero que el pobre recibe del Gobierno sirve para apenas sobrevivir, pero no para crearle condiciones de salir del círculo vicioso de la pobreza. Es loable la ayuda social para al menos mantenerlos vivos. La responsabilidad de salir de esta situación le cabe al individuo, quien debe esforzarse para salir de esta condición.
2. La tasa de desempleo abierto del Paraguay está cercana al 6%, que es la tasa natural. Este número es el más bajo posible y resulta realmente difícil que como sociedad podamos bajar aún más esta cifra. Esto significa que la gente que ni siquiera trabaja una hora por semana ha sido más o menos la misma desde hace 4 años.
3. La tasa de subocupación está en torno al 20% desde hace al menos 5 años. Subocupados son quienes trabajan menos de 30 horas por semana. Esto significa que los subempleados usualmente se componen de trabajadores por cuenta propia, quieres consiguen trabajos eventuales, haciendo changas y tareas aisladas sin una estructura laboral formal.
4. El 75% de los ingresos de las personas pobres dependen de la actividad laboral. Esto significa que absolutamente la única forma de salir de la pobreza es a través del trabajo.
Todo esto nos lleva a la conclusión que como sociedad, independientemente de los gobiernos de turno, y de los glamurosos números macroeconómicos, hace muchos años que no hemos avanzado significativamente en proporcionar condiciones de trabajo dignas para al menos el 30% de nuestros compatriotas. Dejemos de acusarnos. Y asumamos que la labor de crear condiciones para que un pobre pueda trabajar, para convertirse en un ser humano digno, es responsabilidad de todos nosotros, y especialmente de quienes crean riqueza, que son los empresarios.