23 abr. 2024

Amores que destruyen

Un hombre ataca a su pareja con machete. El otro, borracho, da puñetazos a su esposa y su suegra. En tanto, un joven termina descuartizando a la novia por celos. Y podríamos seguir con los macabros ejemplos. No son historias de películas ni novelas escritas por una imaginación perversa; hablamos de realidades cotidianas en nuestro país, situaciones difíciles de comprender. Así lo verificamos recientemente, con los terribles casos en Villa Hayes, Areguá y Minga Guazú, por citar algunos.

Es preocupante constatar que cada vez son más frecuentes las relaciones afectivas patológicas, caracterizadas por la violencia, el maltrato físico y sicológico. Y no sólo hablamos de adultos sino también de parejas jóvenes.

¿Cómo es posible que una relación, supuestamente sustentada en el amor, termine marcada por el odio, la venganza y la irracionalidad? ¿Por qué una mujer llega a permitir que un hombre, con el que tiene una relación sentimental, que debía ser para bien, la golpee, amenace o esclavice? ¿Cómo llegan estos hombres a tal grado de trastorno?

“Nunca permitas que un hombre, sea quien sea, te falte el respeto, mi hija”, escuché decir en varias ocasiones a mi madre ante la mirada atenta de mis hermanas adolescentes, quienes, quizás ni siquiera llegaban a dimensionar el valor de aquel consejo, el que, sin embargo, comenzaba a marcarles el horizonte del valor irrenunciable que tenían como persona y mujer.

Las relaciones patológicas se sustentan en gran medida en carencias emocionales, baja autoestima, machismo internalizado y miedos. Por ello, tomar en serio la educación en la familia, para que sea un espacio de respeto, en donde se aprenda el valor de la persona y su dignidad, sea varón o mujer, es y será siempre un paso vital para superar este tipo de vínculos enfermizos.

Y aunque no existen fórmulas, sería positivo entender que las relaciones afectivas saludables no se basan solo en los sentimientos, sino también en el uso adecuado de la razón; aquella que marca los límites de lo aceptable e invita a usar la inteligencia en medio de las fuertes emociones. Además, es necesario que se aprenda a escuchar, sobre todo a aquellos amigos que llaman a las cosas por su nombre, y encienden la luz de alerta.

Escapar de las carencias afectivas o la educación machista, no es tarea fácil, por ello vale no quedarnos solos; pedir ayuda, cuando la necesitamos, y acompañar a otros a entender que cuando el supuesto amor destruye, no es amor; que los celos son normales, pero no la obsesión, y que si la relación es positiva, no encierra sino que invita al otro a abrirse al mundo y los demás.

Más contenido de esta sección
No se admitirá a homosexuales. Tampoco chicos con aritos ni tatuajes. No se admitirá a jóvenes que solo hablen guaraní o aquellos que visten todo de negro, se pinten el pelo o usen ropa oversize. No se admitirá nenes que usen camiseta rosa o niñas que lleven el pelo corto como varones o usen piercing o cualquier otra “cosa rara” que pueda incidir en el resto del grupo.
Se reactiva un nuevo ciclo escolar, con los mismos arquetipos negativos anuales, toda vez que observamos los datos de aulas en mal estado, infraestructura en general muy deteriorada, falta de inversión edilicia, poca actualización e instrucción del plantel docente, y marco referencial de tire y afloje en torno a la merienda escolar, banalizados en discusiones político-partidarias, especialmente en el Parlamento.