21 may. 2024

Amor y pornografía

Roque Jara

La sexualidad es uno de los aspectos más hermosos de una personalidad –en el sentido de lo que representa una persona ante los demás–, y no en balde su expresión más íntima y desnuda, por decirlo literalmente, solo es compartida con una persona muy especial, la pareja, esa persona con la que uno desearía –sin considerar como un esfuerzo, más bien un placer– pasar una vida entera a su lado. Es como yo lo siento. Una versión más ligth de este enamoramiento son los amores de verano o de discotecas, que ahora no vienen al caso.

Para ir al grano, de mi pareja me fascina la manera de encajar, enredarnos y quedar pegados como dos piezas de un puzzle con los bordes exactos, el uno en el otro. En dicha circunstancia, me gusta su tibieza, sentir las pulsaciones en sus brazos enlazados a mí, el leve temblor de sus labios. Me gusta ella, y lo sabe.

El sexo, sin embargo, implica responsabilidades y conocimientos; es decir, madurez de la persona, física, sicológica y emocionalmente como para sobrellevar una relación que no se debe pensar como solamente maripositas en la barriga, o que deba ser necesariamente duradera.

También hay que saber que existe otro tipo de sexo, el comercial, el que expone al individuo como objeto de placer. Esto no es nuevo, la pornografía –una de las industrias más importantes y esclavizantes de la faz del planeta– es un negocio que lleva décadas de existencia y la prostitución es una de las profesiones más antiguas de la humanidad, según las leyendas. Pero la vulgarización del acto sexual mediante las facilidades que brinda hoy día la tecnología para acceder a las páginas de pornografía ha corrompido enormemente la comprensión de la sexualidad y el sexo, trastrocando la idea de la compañera de vida por la de mujer objeto, una de las ideas fundamentales del machismo. Y eso es muy peligroso cuando llega a adolescentes, incluso niños en edad escolar.

La pornografía –que por naturaleza ofrece explotación sexual de la mujer– alimenta perversidades tales como la violación y el abuso infantil, cuyos reflejos y experiencias materiales los vemos a diario en las noticias.

Violadores siempre han existido, abusadores de niños también, pero en esta época de la globalización la cantidad es abrumadora, a tal punto que los potenciales abusadores de niños –en su caso– son lo que para los adultos representan los motochorros en las calles.

Como sociedad libre, uno tiene la libertad de mirar o no pornografía, pero los violadores y abusadores deben saber que sus actos les pueden llevar a arrepentirse por el resto de su miserable vida.

Más contenido de esta sección
Demasiados episodios grotescos en una semana como para no dedicarles unas líneas.
Tras las impactantes revelaciones que se obtuvieron con la operación Dakovo, que logró exponer tan explícitamente los alcances del crimen organizado en cuanto al tráfico de armas, sobrevino una situación por de más escandalosa: la implicación de altos militares en actividades criminales. Esta fue sin dudas una dolorosa comprobación del elevado nivel de infiltración del poder mafioso dentro de las instituciones del Estado paraguayo. Además de ser profundamente vergonzoso, esto implica un ataque a la democracia.
El Congreso Nacional rompió récord esta semana con el proyecto de la ley de superintendencia; los senadores tardaron 15 minutos para aprobar; los diputados 11 minutos. En una convulsionada jornada, los diputados también aprobaron ley que suaviza penas para corruptos y los senadores salvaron al cartista Hernán Rivas, acusado de tener un título falso de abogado. Y como les quedó tiempo, también mutilaron la ley de puerta giratoria. Este es el espantoso combo navideño que el Parlamento le ofrece al pueblo paraguayo.
Los impactantes resultados de la operación Dakovo lograron exponer en forma explícita los alcances del crimen organizado en cuanto al tráfico de armas. En nuestro país, logró la detención de más de una decena de personas involucradas en un esquema de tráfico internacional de armas y una nota gravísima, entre los detenidos están un militar de alto rango así como ex funcionarios de la Dimabel. Es muy preocupante la manera en que la mafia y el crimen organizado están socavando nuestra soberanía y nuestra democracia.
No fabricamos armas, pero las comercializamos en cantidad industrial. No producimos cocaína, pero el país es depósito, ruta y puerto de embarque de cantidades industriales que llegan a los principales mercados del mundo.
Eduardo Nakayama abandona el PLRA. Solo y apresuradamente, dicen. Quién sabe. Explica que no ve ninguna posibilidad de que su partido pueda desprenderse de la infiltración cartista. Desde adentro ya no hay nada que hacer, sostiene.