26 abr. 2024

Algunas visitas prenden velas en la tumba de Coco Bernal

Por Carlos M. Aquino

Lápida.  Algunos lugareños suelen ir a prender velas a la tumba de Bernal, según el testimonio de algunos vecinos.

Lápida. Algunos lugareños suelen ir a prender velas a la tumba de Bernal, según el testimonio de algunos vecinos.

PASO TUYÁ - AZOTEY

Como todo mortal, acabó en el cementerio; y pese a que Bernardo Coco Bernal Maíz (21), miembro del grupo criminal Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP), abatido el pasado 2 de abril en Paso Tuyá, embanderaba una ideología sin Dios ni paraíso, y dio su vida por ella, algunos vecinos del barrio San Roque, de Kurusu de Hierro, aseguran que su tumba es visitada por algunas personas que le prenden vela y elevan una oración al cielo por el descanso de su alma, aunque la mayoría lo hace sin llamar la atención.

Su muerte fue durante el secuestro de Arlan Fick (16).

El nicho, si bien es modesto, sobresale entre las humildes tumbas del camposanto y es una de las pocas que tienen revestido de azulejos; la mayoría de los difuntos son enterrados bajo tierra, con una pequeña lápida.

Bernal Maíz es oriundo de calle La Fortuna, de Kurusu de Hierro, pero hace un tiempo su madre abandonó la zona, después de que sus hijos Antonio Ramón (22) y Feliciano (17) también se unieran al grupo criminal.

La madre reside en Argentina, al igual que una hermana, mientras otra hermana, Juana Bernal Maíz, se encuentra detenida, implicada en el secuestro de Luis Lindstron.

Hace aproximadamente 10 años el padre de Coco Bernal fue asesinado en Paso Tuyá, supuestamente por dos asaltantes que ingresaron a una despensa para robar y en el lugar lo encontraron ingiriendo bebidas alcohólicas. Un tiempo después, en la zona hubo varios asesinatos y los lugareños creen que fue la venganza de los Bernal Maíz por la muerte del padre.

temidos. La familia era muy temida en la zona; cuando la madre se mudó del lugar, una noche la vivienda fue quemada por desconocidos; hoy el sitio se convirtió en un malezal.

La casa estaba ubicada al fondo de la calle La Fortuna, muy cerca del río Ypané, donde existen pocos vecinos.

Cruzando el río se pasa a propiedades de establecimientos ganaderos como Tereré y Don Eduardo, lugares donde, según peones, son frecuentemente divisados hombres armados, con grandes mochilas, vestidos de para’ i, que van cruzando a los montes.

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