25 abr. 2024

30 días cruciales para la interna colorada

Estela Ruiz Díaz

Falta apenas un mes y días para las primeras primarias presidenciales simultáneas (17 de diciembre). Sin dudas, la madre de todas las batallas se vivirá en el Partido Colorado, donde se definirá la continuidad de Horacio Cartes en el poder.

En la oposición, las aguas están más calmas, luego de la firma de la alianza electoral entre el PLRA y el Frente Guasu, que conformarán chapa presidencial y que además cuentan con el apoyo de los demás sectores. Leo Rubin, el candidato a vicepresidente, espera tranquilo a su compañero, que se decidirá entre Efraín Alegre y Carlos Mateo Balmelli (llanismo).

FINAL ABIERTO. La campaña colorada concentra la atención porque aquí es donde se disputa el poder real. Santiago Peña y Mario Abdo Benítez polarizan la interna y prometen un escenario épico, similar a históricas definiciones como las de Argaña vs. Wasmosy, Argaña vs. Oviedo, o Blanca vs. Castiglioni. La del 2012 no cuenta porque Cartes le ganó caminando a Javier Zacarías Irún por 218.000 votos de diferencia.

En una elección no basta con ganar. El cómo define el futuro del candidato, porque una victoria necesita legitimidad; sin ella, arriesga demasiado.

Las mayores crisis del Partido Colorado se dieron por la manipulación de los resultados y las sospechas de fraude. Esto puede generar una ruptura que pondría en riesgo su continuidad en el poder. Como sucedió en el 2007, cuando Blanca Ovelar se impuso por apenas el 1% a Castiglioni. La sospecha que derivó en crisis fue fundamental para la histórica derrota de la ANR frente a Fernando Lugo en el 2008. Las internas anteriores no tuvieron este epílogo, pero sí desgastaron los cimientos del partido, hasta la fractura de 1999 que derivó en el cisma de la ANR con la fundación del Partido Unace de Oviedo en 2002.

LA DIFERENCIA. Peña tiene un ejército formidable cuyo comandante en jefe es el mismo presidente de la República, sumados los ministerios, las gobernaciones (de las 12 que administra la ANR, 9 están alineadas al oficialismo), además de la mayoría de los 145 intendentes colorados. A los que hay que sumar Itaipú y Yacyretá, que tienen a los operadores mejor pagados del país.

El dinero es un factor fundamental en la ANR, un partido altamente clientelar y corrupto, y aquí cobra especial dimensión la billetera de Cartes. Mirando este mapa, uno diría que la victoria del candidato oficialista sería muy fácil.

Pero en política dos más dos no son cuatro. Y menos en la ANR, donde el caballo del comisario casi siempre pierde (1992: Argaña ganó a Wasmosy; en 1997 Oviedo ganó a Argaña, este fue apoyado por Wasmosy en el tramo final), y cuando gana la interna, pierde las generales: Blanca Ovelar en el 2008.

O sea, el dinero y la estructura han sido derrotados no solo en internas, sino también en las generales cuando el adversario del que detenta el poder despierta emociones y genera esperanza. En política el dinero es importante, pero no siempre es determinante.

Quién ganará esta vez es la gran incógnita. En las encuestas Mario Abdo mantiene una tendencia favorable sobre Peña. El margen es del 10%, pero ¿es suficiente para derrotar al cartismo, que tiene a su favor el aparato partidario, estatal y la generosa billetera personal del presidente?

A ambos movimientos les quedan 30 días de campaña para consolidar sus posiciones, hacer inventario de recursos y verificar los detalles para ganar la elección. En esta etapa crucial, Mario Abdo dio un golpe con la incorporación de Óscar Tuma, cuyos votos no se pueden contabilizar, pero es un activo que alienta la moral de la tropa por aquello de que la gente quiere subirse al carro del ganador.

Con base en las elecciones para la Junta de Gobierno, donde Pedro Alliana le ganó a Marito por 100.000 votos, el cartismo apuesta a repetir su victoria con votos del interior, porque ya asume derrotas en Asunción, Central y Caaguazú. Admiten problemas en Itapúa (Juan Afara dividió aguas), Paraguarí y Guairá, donde los gobernadores se pasaron a la disidencia.

El escenario polarizado y virulento exige una interna transparente, con jueces imparciales y respeto a la voluntad popular. El clima de desconfianza obliga al ganador a tener un margen que no deje dudas sobre su victoria y el derrotado acepte la sentencia de las urnas.

Ese día no solo los colorados estarán deshojando margaritas. La interna republicana es un pleito de todos, especialmente de la oposición, cuya estrategia depende de la victoria o derrota de Horacio Cartes.

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