27 abr. 2024

Vivienda y servicios básicos en Paraguay

El acceso a la vivienda digna es un derecho humano que se reconoce como fundamental para una vida digna y el ejercicio de otros derechos, pero que no está limitado a una vivienda básica. Importan también la calidad de los servicios, la infraestructura, la asequibilidad, la tenencia, la ubicación y la pertinencia cultural.

En Paraguay, según los resultados preliminares del Censo Nacional de Población y Viviendas, las viviendas ocupadas en el 2022 son 7 veces la cantidad de viviendas de 1950, pasando de 244.742 a 1.670.495, lo que equivale a un crecimiento del 52% en el total de hogares. En el mismo periodo, se dio también un significativo el descenso del promedio de personas por hogar, de 4,7 a 3,5 personas por hogar (INE, 2023).

Se estima que en el año 2022, el 82,4% de la población vive en una vivienda propia, el 9,2% vive en una vivienda alquilada, el 7% en una vivienda cedida (EPHC, 2022).

Esto demuestra que, a pesar de que todavía un cuarto de la población paraguaya está en condiciones de pobreza (24,7% en 2022), la tenencia de una vivienda representa un elemento clave para las familias, al ser un activo heredable y que puede contribuir al acceso a créditos para el empoderamiento y la autonomía.

Un concepto fundamental que debe considerarse al analizar estos datos es el déficit habitacional, entendido como “la cantidad de viviendas que faltan para satisfacer las necesidades de una determinada población” (MUV-Chile, 2007); este déficit puede ser cuantitativo (viviendas nuevas) y cualitativo (condiciones de habitabilidad).

En Paraguay, las proyecciones del Plan Nacional de Hábitat y Vivienda (Senavitat, 2011) indicaban que para el año 2020 habría un déficit de más de 1.500.000 viviendas, de las cuales el 13% sería déficit cuantitativo y 87% sería déficit cualitativo.

Mejorar. ¿Qué implica esto? Que no solamente deban construirse más viviendas, sino que es necesario mejorar las que ya existen. Con relación al déficit cuantitativo, un aspecto fundamental es el aumento del gasto público destinado a la vivienda, que en el 2020 apenas representaba 0,19% del PIB de Paraguay en comparación con América Latina y el Caribe que ocupaba el 0,59% del PIB promedio regional (Cepal). Otro aspecto fundamental es la articulación de las instituciones públicas, privadas y el sector financiero para la promoción del acceso y la flexibilización en las tasas, requisitos y plazos de los créditos para viviendas. Actualmente, nuestro país está trabajando fuertemente en la generación de oportunidades de financiación, proceso liderado por el MUVH con apoyo de la AFD, el BNF, las entidades financieras y las cooperativas.

En lo que respecta al déficit cualitativo, considerando los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) relacionados con el agua limpia y saneamiento (ODS 6) y la energía asequible y no contaminante (ODS 7), nuestro país ha avanzado en la cobertura de servicios básicos para la población.

El mayor incremento en la cobertura, en el total país, entre 2000 y 2020, se dio en el acceso a agua mejorada con 29,1 puntos porcentuales, seguido del acceso a saneamiento mejorado con un aumento de 27,9 puntos porcentuales. En cuanto a la electricidad, hubo un aumento de 9 puntos porcentuales pasando de 90,6% a 99,6%, llegando casi a la universalización de la energía eléctrica en Paraguay.

Brechas. Sin embargo, existen brechas importantes entre las áreas urbanas y rurales en estos tres indicadores . Mientras que a nivel país y en las ciudades, existen elevados niveles de cobertura de servicios básicos, eso no pasa en el campo.

El principal servicio en cual es necesario invertir recursos es el saneamiento mejorado, que si bien aumentó su cobertura, en 2020 todavía más de un cuarto de la población rural presenta dificultades para acceder a este. En cuanto al agua mejorada, su cobertura aumentó a cerca del 86% y la energía eléctrica cubre a 99,1% de la población rural.

Sector rural. Siendo que nuestra economía se especializa en la producción agropecuaria, resulta imprescindible dotar de las mejores condiciones de habitabilidad e infraestructura para el desarrollo de todo el potencial de la población rural, con lo que aumentaría la productividad y se crearían más oportunidades para la diversificación productiva con tecnología e innovación.

En este caso específico se analizaron los indicadores de servicios básicos, pero son igual de importantes la salud, la educación, el empleo, la protección social, el género, el ciclo de vida, que son diferentes aristas, pero que conforman un todo para el bienestar y el desarrollo de Paraguay.

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