El temor de contraer el dengue ronda como las nubes de mosquitos que cada atardecer aparecen en los alrededores de la calle Carmen Soler del barrio Mburicaó.
Los vecinos están preocupados y también indignados. Hace tiempo piden con insistencia a la Municipalidad de Asunción la limpieza de una de las ramificaciones del arroyo Mburicaó.
“Desde nuestra comisión vecinal Carmen Soler, hicimos ya el pedido en varias ocasiones para la limpieza del cauce. Pero no nos hacen caso”, relató Rosa Gómez, quien vive al lado del arroyo y es presidenta de la comisión.
El año pasado estuvo la directora de Gestión Ambiental de la Municipalidad, ingeniera Cinthia Guerreño.
Según relató Gómez, la funcionaria fue con un grupo de trabajadores a la zona para la verificación.
“Hicieron fotos y no pasó nada. Dijeron que les faltaba una máquina para romper un concreto. Eso fue hace como seis meses. No volvieron más”, describió.
Agregó que cada vez que los vecinos vuelven a hacer el pedido, la respuesta es que alguien irá a realizar nuevamente la verificación para pasar un informe. “Estamos cansados”, enfatizó.
Mientras tanto, un vecino de la zona era el que realizaba una limpieza en el cauce. Lo hacía por su propia cuenta.
Esta misma persona se encargaba de limpiar la arena que los raudales dejan a los costados del asfalto.
“Este señor es enfermo y le dije que ya no se baje más ahí. Él mismo pone sus propias herramientas para hacer ese trabajo. Nadie le está pagando nada y hace el trabajo que debería estar haciendo la Municipalidad. ¿Qué vamos a hacer si ese señor se cae y le pasa algo”, señaló preocupada.
Este es otro de los pedidos, contar con una persona que se encargue de la limpieza de la calle por lo menos una vez a la semana, dice Gómez.
UH intentó obtener la versión de la ingeniera Guerreño, pero no respondió a los mensajes enviados. También buscó comunicarse con Arturo Borne, de Gestión de Riesgo, tampoco hubo respuesta.
Agua. Desde el puente se ve el pedazo de concreto que obstruye parte del cauce del arroyo de la zona.
Además, se ven ramas, basuras y la espuma oscura que flota en algunas partes del agua, dejando así en una ficción los versos de flores que hablaban poéticamente del otrora cristalino Mburicaó.
Este es otro problema con el que lidian los vecinos de la zona. Según contó la presidenta de la comisión vecinal, los negocios ubicados más arriba, incluso desde la avenida Eusebio Ayala, destinan los efluentes de sus desechos al arroyo.
En horas de la tarde es el momento más crítico, aseveró. Incluso hay veces que el mal olor persiste durante 24 horas durante una semana.
“Impresionante el olor a cloaca que tenemos que soportar cuando pasa eso. Desde el arroyo también vienen alimañas, ratas como comadrejas y cucarachas de agua. No podemos seguir viviendo así”.