20 abr. 2024

Un tibio golpe de timón que no diluye la inestabilidad

Foto UH Edicion Impresa

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En medio de nuevas manifestaciones y creciente malestar social por la crisis sanitaria con consecuencias políticas, el presidente Mario Abdo Benítez anunció anoche los cambios para salvar su Gobierno. Ya lo hizo el viernes con Julio Mazzoleni y anoche, luego de una larga jornada con sus principales colaboradores y la fuerte presión política, decidió entregar la cabeza del polémico ministro de Educación, Eduardo Petta; del jefe de Gabinete Civil, Juan Ernesto Villamayor y de la ministra de la Mujer, Nilda Romero. Anunció que en la semana habrá más novedades. Al cierre de este comentario, no se sabía aún quiénes son los reemplazantes y de los mismos depende en gran medida la credibilidad de su inestable gobierno.

Estos cambios son la ofrenda de paz que ofrece a cambio de gobernabilidad. Los nombres responden a pedidos específicos de la dirigencia oficialista y especialmente de Horacio Cartes, quien hace tiempo exige la salida de varios miembros del Gabinete. En su lista también está el ministro del Interior, Arnaldo Giuzzio, a quien ven con mucho poder. “Además de manejar la Policía, maneja la Senad, es muy poderoso”, apuntó un hombre fuerte del cartismo. Mencionó además el “poder del PDP” en el Gobierno colorado, confirmando una vez más la animadversión hacia la senadora Desirée Masi.

No habló de la crisis de los medicamentos ni de las vacunas, que son los temas que tienen en ascuas a su gestión.

Las siguientes horas dirán si fueron suficientes para calmar a la ciudadanía y a la ciudadanía que anoche ya dio muestras de rechazo al mensaje presidencial.

¿Se diluye la posibilidad de juicio político? Es temprano para decirlo, pero Abdo Benítez volvió a sentir el tembladeral de una amenaza esta vez como derivación del manejo pésimo de la provisión de los medicamentos para combatir el coronavirus y la incertidumbre sobre vacunas.

Ayer en Mburuvicha Róga le pidieron un golpe de timón con cambios profundos. Intervención en Salud para disolver la mafia que frena la provisión de medicamentos y la compra las vacunas de manera urgente.

La bomba explotó porque una vez más Marito no tuvo la capacidad de comprender la situación. La crisis de la salud pública venía dando señales preocupantes desde el escándalo de corrupción de los insumos chinos, el desabastecimiento de los medicamentos y la nula gestión política para acelerar la llegada de las vacunas.

La caída libre de esta situación empezó con las denuncias de los familiares de enfermos de Covid-19 por la falta de medicamentos y los gastos superlativos para costear la enfermedad. Se sumaron los médicos y enfermeras reforzando las denuncias.

El jueves, el Senado pidió la cabeza de la cúpula de Salud. No era un mensaje al ministro Julio Mazzoleni, sino al presidente, en medio del creciente malestar ciudadano, que convocaba a una movilización para el viernes. Ese día, muy temprano, Marito se reunió con su ministro de Salud y amigo. Acordaron la renuncia con el objeto de descomprimir la crisis.

Mazzoleni cerraba así la etapa más ajetreada de su vida. Le tocó una pandemia mundial que puso de rodillas a los países más poderosos del mundo, situación que sorteó con éxito en la primera etapa y que lo elevó a la cima. Pero no pudo contra el virus que mata el país hace décadas: la corrupción endémica conformada por la triada de burócratas, empresarios proveedores del Estado y políticos que desangra al país sin piedad. El escándalo de los insumos chinos lo golpeó muy fuerte, no porque estuviese implicado, sino por su tibia reacción para castigar a los culpables. Quedó rengo, pero siguió, hasta la crisis de los medicamentos y la falta de vacunas lo tumbaron.

Mazzoleni fue también víctima de las poderosas proveedoras del Estado que conspiraron en su contra porque se atrevió a enfrentarlos al repartir mejor la torta y frenar su voracidad. Cuando pase la humareda de la crisis se valorará mejor su gestión sanitaria, junto a Guillermo Sequera y muchos otros profesionales que mostraron su calidad intelectual y de compromiso social, sin politiquería barata.

MOVILIZACIÓN. No bajó la temperatura y el viernes la gente salió a las calles. La pacífica protesta fue duramente reprimida por una Policía que solo conoce el lenguaje de la violencia. Un titubeante ministro Arnaldo Giuzzio intentó justificar la reacción hablando de infiltrados, que los hubo, pero que si tuvieron cancha libre fue por inoperancia policial, desprovista de inteligencia y rebosante de brutalidad. Tan fuerte fue la crítica, que ayer Marito, rodeado de seccionaleros y principales dirigentes, se solidarizó con los “ciudadanos de bien que salieron a levantar la voz en forma pacífica”.

JUICIO POLÍTICO. El viernes a la medianoche, en una decisión sorpresiva, los diputados liberales, en una llamativa armonía, decidieron iniciar el juicio político. Sin embargo, no tuvieron eco en las demás bancadas, especialmente en Honor Colorado, cuya postura es determinante. Tampoco en las bancadas opositoras que maquillaron su rechazo con planteamientos imposibles de cumplir como la doble acefalía o convocar a elecciones generales.

EL FACTOR VELÁZQUEZ. Uno de los elementos más mencionados para evitar el juicio político es la sucesión presidencial.

El vicepresidente Hugo Velázquez no tiene la confianza de la ciudadanía, de las élites económicas y de la oposición. Tampoco tiene la venia de Estados Unidos, que ayer sacó un tibio comunicado de apoyo al presidente. Sugestivamente, Velázquez no estuvo ayer en Mburuvicha Róga, donde desfilaron los leales a Marito. Una ausencia llamativa. “Está observando el escenario, y luego hará su jugada”, mencionó un cercano al presidente, quien también destacó la ausencia de varios diputados partidarios del vicepresidente, en carrera por la presidencia en el 2023.

Otro punto que juega a favor de Marito son las elecciones municipales. A los colorados, que a duras penas van suturando la unidad a través de la Operación Cicatriz, no les conviene una crisis política en este momento.

El poderoso sector empresarial también salió a apoyarlo. En declaraciones radiales señalaron que había oportunismo en la sucesión y que se debe defender el proceso democrático. Una inestabilidad política en el momento más delicado de la crisis social y económica por la pandemia sería el tiro de gracia para el país, agregan. La negociación del Anexo C de Itaipú es otro factor mencionado para no acompañar el cambio del Ejecutivo.

FRAGILIDAD. El presidente, a pesar de los tibios cambios realizados, no tiene la certeza de su permanencia en el poder, que pende de la inestable la coyuntura. Sabe que los apoyos políticos se diluyen cuando la ciudadanía es protagonista y se apodera del escenario. Marzo es un mes que evoca gestas ciudadanas con epílogos trágicos y renuncias presidenciales.

Por ahora, tiene el apoyo clave de Horacio Cartes para permanecer en el poder, que ya le lanzó el salvavidas en el 2019, cuando casi lo tumbó el acta secreta de Itaipú.

Lo único claro es que el presidente perdió nuevamente la oportunidad de salir de la burbuja colorada y una vez más se encerró en su partido sin convocar a un acuerdo más amplio no solo con la oposición sino con las fuerzas vivas de la sociedad.

De la pandemia sanitaria, económica y social se sale con toda la sociedad o no se sale. ¿Cuántas crisis debe tener para que aprenda a gobernar con todos y para todos?

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