Siguiendo con el hilo de grandes personalidades que tuvo nuestro país, hay una que sin lugar a dudas refleja el liderazgo moral desde el Gobierno.
De las figuras desmesuradas en nuestra historia nacional, como bien lo decía Efraín Cardozo, existió una muy diferente, que se supo destacar en primera persona en el ámbito político e intelectual. Lo llamaban El Breve, por ser de baja estatura, y El Grande, por su aporte al país. Historiadores y analistas coinciden en que fue el presidente más honesto y capaz que gobernó el Paraguay. Nacido en Mbuyapey, en 1880, fue político paraguayo y presidente de la República en dos periodos (de abril de 1923 a junio de 1924 y de agosto de 1924 a agosto 1928). Ayala es una de las figuras principales del periodo liberal, y hoy se lo recuerda más por sus ideas humanistas que como político. Es considerado el presidente más honesto y eficiente que tuvo el Paraguay. Sus reflexiones sobre la vida política nacional no pierden vigencia y no se han desteñido ni en su época ni en la nuestra, pues parecen escritas ayer. “Los que ocupan los puestos públicos creen saber todo, se creen aptos para todo, pierden la conciencia de la propia ineptitud”, fue una de sus frases rimbombantes que puede aplicarse perfectamente hoy día. “Para ser legislador o ministro en el Paraguay el talento y los conocimientos son superfluos. La preparación, el carácter, la honestidad a veces estorban. Valen más ciertas contorsiones y genuflexiones del cuerpo que veinte años de estudios, que la decencia y la probidad”, decía Eligio Ayala. Y para muestra vale un botón. “No se respeta el mérito, no se desprecia el vicio, nadie se indigna sinceramente contra la injusticia, nadie es justo. Los culpables pierden la conciencia de sus faltas, los hombres virtuosos, el pudor, y los partidos su nobleza”, era otra de sus frases. Y cuánta razón tenía. Pero su pensamiento sobre la reforma agraria y la tenencia de tierras tiene aún hoy plena validez y de hecho sus propósitos podrían y deberían ser aplicados en gran medida en el momento actual. En su mensaje al Congreso de 1925 afirmaba, en la misma forma en que hoy lo pudiéramos hacer, que “el elemento básico de la producción agraria es la tierra, la distribución adecuada de la tierra, la posesión segura de la tierra. El problema de la distribución agraria es el más grande, el más difícil, el más complejo entre todos los problemas que han surgido y van surgiendo en la vida económica nacional, y es uno de los más trascendentales de las ciencias económicas. En su mensaje del 1 de abril de 1927 dedica un capítulo a la reforma agraria y vuelve a sostener: “En la economía nacional se actualiza cada día un gran problema agrario, que es el emergente de la mala distribución de la propiedad del suelo”. Ayala promovió la reforma agraria como una medida para abordar las desigualdades en la tenencia de la tierra y mejorar la situación de los campesinos, la realidad de su implementación fue más complicada. La reforma no logró transformar radicalmente la estructura agraria de Paraguay en su momento, y sus efectos a largo plazo fueron limitados debido a la oposición y los desafíos que enfrentó. La reforma agraria se basó en la aprobación de leyes que permitían al Gobierno expropiar tierras ociosas o subutilizadas de grandes propietarios de tierras y transferirlas a campesinos que las trabajaban. También impulsó leyes en educación y salud. A casi una centuria de estos pensamientos, la problemática de la tierra sigue enfrentando a paraguayos. En un momento donde el escándalo de las tierras de Remansito salió a luz, sin dudas el pensamiento y las frases del gran estadista paraguayo pueden aplicarse de manera perfecta a uno de los países con la distribución de la tierra más desigual de América y del mundo como el nuestro. Eligio Ayala, el Estadista, como pocos que tuvo en su azarosa vida política el país, ha logrado permanecer impertérrito, incólume e intachable, como persona, ciudadano, político y ejemplo de estas y las próximas generaciones.
Eligio Ayala (1923-1924 y 1924-1928)
Como pocos, el ilustre Eligio Ayala puso como prioridad de su gobierno la reforma agraria y la tenencia de tierras, un problema que hasta hoy día se acrecienta cada vez más.
Plan de gobierno se preocupó por las finanzas públicas Eligio Ayala se destacó por ser un hombre de su tiempo, que gracias a su constancia, voluntad e inteligencia logró vencer las condiciones adversas de su época para llevar adelante grandes cambios. Su periodo presidencial se caracterizó por la paz política, la libertad de prensa y la ausencia de intentos de golpe de Estado. El programa de modernización de su gobierno reflejaba su preocupación por los temas sociales, especialmente las finanzas públicas y la educación. Sobresalió como administrador eficiente y honesto, lo que redundó en el renacimiento cultural del país de finales de la década de 1920, que se manifestó en un renovado interés por la literatura guaraní y la música. La relativa libertad para el debate y la asociación en sindicatos dieron nacimiento a un nuevo movimiento político. El estadista desaparecido hace casi un siglo dejó conclusiones tan valiosas y lecciones que hasta hoy tienen enorme vigencia. Lo interesante de anotar del Dr. Ayala es no solamente su acrisolada honestidad, sino que a la misma iba unida una sorprendente eficiencia y capacidad de gestión, cualidades que no siempre se adscriben a un gobierno democrático.
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