Por Andrés Colmán Gutiérrez– @andrescolman
Exactamente a la medianoche, cuando el reloj comienza a marcar la hora cero del día 3 de noviembre, una salva de petardos y fuegos artificiales ilumina el cielo del barrio San Pablo, en Asunción, el mismo que antes se llamaba Barrio Stroessner, iniciando la celebración del natalicio de un ex dictador que, si aún estuviera vivo, estaría cumpliendo 101 años de edad.
El rito anual, que busca transmitir la imagen de que todo un barrio celebra, en realidad es una operación política dirigida por un reducido grupo de allegados a la familia Stroessner, bajo indicaciones del ex senador Alfredo “Goli” Stroessner Domínguez –nieto del ex dictador-, con la colaboración de algunos directivos del Club 3 de Noviembre, en el ex barrio Stroessner.
“Cada año participa menos gente, la mayoría ni siquiera son de este barrio, pero igual hacen mucho ruido”, reclama Roberto Aquino, vecino del lugar, quien se muestra fastidiado por el gran estruendo que causa el “mbokapú" (estruendo de petardos), alarmando a los niños y a los perros de la zona, pero muchos más les incomoda que la ceremonia imponga la idea de que todo San Pablo sigue siendo un barrio de stronistas nostálgicos.
“Es cierto que este barrio nació en la época de la dictadura, gracias a un programa de viviendas sociales que impulsaron el propio general Stroessner y el también general Pablo Rojas, para beneficiar a la gente más humilde, y por eso se ganaron la gratitud de los primeros moradores, pero eso no significa que quienes hoy vivimos aquí tengamos que perdonar todos los crímenes que cometió el tirano, y menos que le sigamos reverenciando como a un ídolo”, dice Aquino.
Las bombas y los petardos se instalan al anochecer en la cancha del Club 3 de Noviembre, entidad que, desde su creación en 1959, adoptó como denominación la fecha del nacimiento del dictador, y fue una de las pocas que no se desprendió de su pasado tras la caída de la dictadura.
El Club está ubicado sobre la avenida De la Victoria, frente a la plaza central del barrio, que antes también se llamaba Plaza Alfredo Stroessner, pero que ahora se llama Carmen de Lara Castro, paradójicamente el nombre de una de la víctimas más perseguidas por el dictador, una heroica y recordada defensora de los derechos humanos.
“Las celebraciones del cumpleaños de Stroessner se hacían antes en la misma plaza, pero debido a las protestas de algunos vecinos, ahora se hacen en la cancha del 3 de noviembre”, explica Aquino.
Los recuerdos de la famosa “fecha feliz”.
Hojear diarios viejos es como viajar en el túnel del tiempo.
“3 de noviembre, día de fiesta del pueblo paraguayo” dice el enorme título de un aviso publicado como “espacio reservado” en la página 5 del diario Última Hora, en su edición del 3 de noviembre de 1983.
Con grandes caracteres y farragoso texto, el aviso proclama que “el Ministerio de Industria y Comercio se asocia al júbilo del pueblo paraguayo, por el día del cumpleaños de nuestro único y carismático Líder, el Excelentísimo Señor Presidente de la República, General de Ejército Don Alfredo Stroessner, ratificando su inquebrantable lealtad y compromiso de trabajo en el cumplimiento de los objetivos de la Revolución Pacífica que orienta su patriótico gobierno, formula sus deseos de que el Todopoderoso le siga brindando al líder, salud, fuerza e inspiración para bien y felicidad del noble pueblo paraguayo. ¡Muchas felicidades, Señor Presiente!”.
El aviso es solo un ejemplo de los muchos que se insertaban en todos los diarios de la época, pagados por instituciones públicas, empresas privadas y personas particulares, que gastaban millones para saludar públicamente al "único líder” y “benefactor de la paz”, en el día de su cumpleaños.
“Cada 3 de noviembre, nos tocaba asistir al vergonzoso desfile de la adulonería hacia el tirano”, recuerda el escritor y periodista Mario Rubén Álvarez, uno de los mas afanosos investigadores en rescatar la memoria de los tiempos de oprobio.
Desde la madrugada, los altavoces se las seccionales coloradas ya difundían las polcas “Colorado” y “General Stroessner”, buscando imponer un clima de fiesta oficial, una especie de cumpleaños por decreto.
Una verdadera caravana de “saludadores” amanecía en la residencia presidencial de Mburuvicha Róga: Políticos, militares, empresarios, diplomáticos, obispos, sacerdotes, músicos, artistas...
“Todos esperaban rigurosamente su turno de comparecer ante el ‘primer cumpleañero’, a quien debían saludar solamente inclinando la cabeza, ya que estaba prohibido pasarle la mano al dictador, presuntamente por una enfermedad que tenía en la piel. Según la reacción de este, si sonreía o si ponía cara seria, uno sabía si el visitante gozaba o no de la estima del gran líder”, narra Mario Rubén.
Durante el transcurso del día se inauguraban obras en el Barrio Stroessner, o en ciudades del interior del país. En horas de la noche, se llevaba a cabo el tradicional “Festival de Gratitud por la Paz”, en el que numerosos músicos y artistas rendían su tributo al tirano.
La adulonería de los artistas: El purahei kele’e.
“3 de noviembre, fecha feliz/ porque nde niko renace/ ha nde estrella ohesape/ para la gloria del Paraguay”, reza el estribillo de la polca “Felicidades mi General”, con letra de Agustina Miranda y música de Dionisio Ibáñez, una de las más populares entre los casi medio centenar de polcas, guaranias y canciones que se compusieron en homenaje al dictador.
“El purahei kele’e, o canto de adulonería al tirano, fue todo un género dentro de la música paraguaya”, recuerda el músico y cantante Ricardo Flecha, quien en los años 80 integró el Grupo Juglares, uno de los pocos conjuntos que se negaban a acudir a los festivales de homenaje a Stroessner, y por el contrario animaban los espacios culturales de protesta y resistencia social, lo cual les valió ser perseguidos.
Los festivales, organizados por APA, se realizaban en la cancha del Club Guaraní, sobre la avenida Eusebio Ayala, en Asunción, con acceso gratuito. En primera fila asistía el dictador Stroessner, acompañado de varios de sus ministros y colaboradores.
Una crónica publicada en la página 26 de ÚH del 3 de noviembre de 1983, anunciaba a quienes iban a cantar a Stroessner esa noche: “Estarán Los Troveros (Concepción), Grupo Generación (Villarrica), Los Hermanos Alcaraz (Piribebuy), Agustín Paradera y el conjunto Tamarandú (Alto Paraná). De la capital se anuncian Los Cumbreños, América 4, Los Bemoles, Fanny y Mariano, Carlos Sosa, Samuel Aguayo, Aníbal Lovera, Los Alfonsinos, Nizugan y Cachito, Tenondeté, Paraguay tres y Los Compadres”. ¡Cuántos artistas querrían borrar esos archivos...!
“A nosotros nos acusaban de ‘politizar la música’, porque acudíamos a cantar en las movilizaciones campesinas o estudiantiles, solidarizándonos con las luchas sociales por la recuperación de la democracia, pero quienes les cantaban loas al dictador supuestamente no ‘politizaban’ la música”, destaca con ironía Ricardo Flecha.
El autoritarismo sigue cumpliendo años.
¿Cuánto queda de aquella “Fecha Feliz”, luego de que el dictador Alfredo Stroessner fue derrocado por su consuegro, el general Andrés Rodríguez, y finalmente murió exiliado en Brasilia, en agosto de 2006, sin que sus restos hayan podido aún ser repatriados al Paraguay?
“El dictador fue derrocado, pero el germen de la dictadura lamentablemente sigue vivo en muchos dirigentes políticos actuales, que siguen teniendo actitudes autoritarias y siguen incurriendo en prácticas de corrupción, un mal ejemplo que lamentablemente se transmite a las nuevas generaciones”, sostiene Mario Rubén Álvarez, quien sin embargo confía en que la apuesta por una mejor educación podrá lograr que la cultura democrática supere a la cultura del autoritarismo.
“En el Paraguay todavía hay tanto por hacer para que la era de Stroessner se convierta apenas en un mal recuerdo; todavía hay que resarcir a las víctimas, recuperar lo mucho que se ha robado, seguir reclamando que se haga justicia con los que cometieron crímenes, demostrar con hechos que la democracia puede ser un sistema mejor que la dictadura, para que los stronistas nostálgicos se queden sin razones para seguir celebrando cada 3 de noviembre”, afirma Ricardo Flecha, quien opone a las polcas y guaranias en homenaje a Stroessner un repertorio de canciones distintas, como la legendaria "¿Dónde están?”, de Alberto Rodas.
La voz de Anibal Lovera, cantando “3 de noviembre fecha feliz”, se va apagando en el viejo productor de discos, mientras la voz de Ricardo Flecha resuena fuerte y clara:
¿Dónde están?, reclaman las palomas
¿Dónde están?, exigen las auroras
¿Dónde están?, con sus pechos erguidos
¿Dónde están?, los desaparecidos.