El servicio de transporte público guarda una estrecha relación con la calidad de vida de la población, por eso el acceso al mismo, el precio y la calidad son una responsabilidad irrenunciable de los Estados.En el Paraguay, si bien el Ministerio de Obras cuenta con un Viceministerio del Transporte, la gestión es históricamente deficiente.
La movilidad urbana en Asunción y su área metropolitana cayó en un caos debido a la desidia de los municipios y del Estado; pero también porque las autoridades no han seguido las recomendaciones y estudios técnicos.
Los principales afectados de una gestión deficiente son los usuarios, y en esa escala de perjuicio los usuarios que precisan del servicio nocturno llevan sin dudas la delantera.
Como mostró una reciente publicación de ÚH, el suplicio ciudadano ante el deficiente servicio de buses en horario nocturno es excesivo.
Las principales víctimas de la negligencia de las autoridades y del sector privado que maneja el transporte público son los trabajadores que necesitan retornar a sus hogares al culminar sus actividades laborales o de estudio.
En cuanto cae la noche, en Asunción y el área metropolitana las unidades de transporte público comienzan a desaparecer; y las falsas promesas de mejorar el servicio nunca se concretan.
Es por esto que los estudiantes secundarios y universitarios, enfermeras, mozos, empleados de restaurantes y estaciones de servicios y otros trabajadores se ven obligados a inventar estrategias para regresar seguros a sus hogares, tras su larga jornada laboral y de estudio.
Son inaceptables las excusas que una vez más expresa como respuesta el sector empresarial del transporte, porque cuando se trata de la seguridad, el bienestar y la dignidad de las personas, no se pueden poner por encima argumentos de costo-beneficio en primer lugar.
Los usuarios del transporte público constituyen el eslabón más débil de la cadena, y el Estado tiene la obligación de asegurar que el servicio de transporte sea barato y eficiente, y que la población que depende de este servicio pueda acceder al mismo durante las 24 horas del día.
La movilidad de las personas para que puedan trabajar y estudiar, o sencillamente hacer vida social pueden considerarse una necesidad básica que el Estado debe garantizar.
Al mismo tiempo, se debe controlar de cerca y aplicar mano dura para los que solamente piensan en aumentar sus ganancias y no en el bienestar de los ciudadanos. Es inaceptable que el Estado no controle la calidad de los servicios cuando delega una responsabilidad en manos privadas. Esto debe cambiar.