Los devotos iniciaron la Semana Santa recibiendo el Domingo de Ramos con alegría en las iglesias del país, acudiendo para bendecir las palmas, para recordar, según la historia, la llegada de Jesús montado en un burro a Jerusalén.
Este Jueves Santo es muy especial en el calendario católico, pues se recuerda la última cena de Jesús con sus apóstoles; es un momento de reflexión y de comunión, ya que en este día se recuerda que Jesús compartió por última vez con sus 12 discípulos, para despedirse de ellos antes de su inminente muerte, de acuerdo con la creencia cristiana. En esta jornada es costumbre compartir en familia el karu guasu, el banquete de Jueves Santo que se comparte y que consiste en diversas carnes asadas al tatakua, y las infaltables delicias locales, como sopa paraguaya y chipa guasu.
Las jornadas santas continúan el viernes con la rememoración de la crucifixión de Jesús y el vía crucis o camino de la cruz; es un día de luto, ayuno y reflexión. Para acompañar el vía crucis todavía perduran algunos grupos de estacioneros, quienes asisten con su estilo de canto quejumbroso, denominado purahéi jahe’o o canto lamento, y purahéi asy, canto doloroso. Su interpretación es totalmente coral, sin apoyo de instrumentos musicales. Los estacioneros forman parte de nuestra cultura religiosa y acompañan desde antaño la Semana Santa con sus tristes canciones que rememoran la vida, muerte y pasión de Jesucristo.
Como había reflexionado el obispo de Caacupé, Ricardo Valenzuela, durante la homilía del cuarto domingo de Cuaresma, es importante hacer una pausa para examinarnos en este tiempo cuaresmal. “Este es el momento de la pausa; mirar hacia atrás y ver en algo que nos hemos convertido. Eso es lo que hoy debemos revisar y retomar la marcha para continuar nuestro tiempo cuaresmal”. Y habló asimismo sobre la alegría: “El motivo de nuestra alegría es el gran amor que Dios tiene a la humanidad”, y sostuvo que todos estamos unidos “por la misma naturaleza humana que nos hace solidarios y necesitados entre todos”.
Estos son importantes mensajes que cabría seguir profundizando como sociedad, particularmente en los tiempos confusos que estamos viviendo. Un tiempo en el que los ciudadanos se sienten abandonados e impotentes ante tanta violencia urbana y frente a la inacción y falta de compromiso de las autoridades. Asimismo cuesta mucho a la población mantener la firmeza ante tantas carencias en la vida cotidiana, la falta de empleo, salud y educación, en suma las dificultades que roban calidad de vida al ciudadano, así como la falta de buenos ejemplos de parte de la clase política.
En estos días santos en que habrá tiempo para compartir en familia, sería ideal reflexionar sobre una de las más graves lacras que vivimos en estos tiempos: la violencia que se genera dentro de las mismas familias, en particular, la violencia ejercida contra los niños y el preocupante aumento de los casos de feminicidio. Reflexionar para valorar la dignidad de todas las personas, porque todos los seres humanos son iguales, y tienen derecho a vivir rodeados de amor y seguridad.
Que este tiempo sea productivo para la comunidad, para meditar sobre el eterno vía crucis del país, y aprovechar la fuerza que nos da esta semana con su gran significado de esperanza.