Reuters
Investigadores detectaron microplásticos –pequeños trozos procedentes de la degradación de productos que van desde las bolsas de compras hasta las llantas de automóviles– en nueve de las 17 muestras de agua recogidas en la península Antártica por un barco de Greenpeace a principios del 2018, informó el grupo.
Por otro lado, en siete de las nueve muestras de nieve tomadas en tierra en la Antártida encontraron productos químicos conocidos como PFAs (sustancias alquilatadas polifluoradas), que se usan en productos industriales y pueden dañar la vida silvestre.
“Podemos pensar en la Antártida como un yermo remoto y prístino –dijo Frida Bengtsson, de la campaña Proteger la Antártida, de Greenpeace, en un comunicado sobre los hallazgos– pero desde la contaminación y el cambio climático hasta la pesca industrial de kril, la huella de la humanidad es clara”.
“Estos resultados muestran que incluso los hábitats más remotos de la Antártida están contaminados con residuos de microplásticos, junto con químicos peligrosos y persistentes”, agregó.
La agencia ambiental de Naciones Unidas dice que se detectó contaminación plástica desde el Ártico hasta la Antártida y en lugares remotos, incluida la Fosa de las Marianas, la parte más profunda de los océanos del mundo, en el Pacífico.
El martes informó que menos de una décima parte de todo el plástico que se ha fabricado ha sido reciclado, y los gobiernos deberían considerar prohibir o gravar las bolsas de un solo uso o los contenedores de alimentos para detener una marea de contaminación.