Todo comenzó en el año 2000, época en la que Llorens poseía el frigorífico Frigomerc. Ella comenzó a comprar caballos en la zona del Bañado Norte, sobre todo a los que consideraba que podrían recuperarse de un mal estado.
“Bajo un mango, la escribanía hacía firmar que me vendían el caballo. Y les llevaba al campo. Yo siempre recuperé animales, no solamente caballos, desde que nací prácticamente”, recordó Llorens en una entrevista con Última Hora.
Su inclinación por recuperar animales se desarrolló desde la infancia. En Suiza, país de donde proviene, su padre tenía vacas, chanchos, cabras y tierras. Entre 2013 y 2018, Llorens fue parte de una iniciativa impulsada por la Itaipú Binacional consistente en la entrega de motocarros a los carriteros a cambio de caballos. Los animales pasaron a estar bajo el cuidado de la Fundación Maris Llorens.
“Tres veces se hizo este programa, se sacaron, efectivamente, en Asunción, empezaron a disminuir los caballos, los carreteros, porque estaban en condiciones infrahumanas”, señaló la empresaria.
Los caballos fueron a una localización que Maris prefiere no revelar, por seguridad y para no perturbar la tranquilidad de los animales. “Ellos son mis adoptados, son mis hijitos, y están en el campo. Tengo 350 en un lugar donde son todos libres”, contó.
En el sitio, un grupo de profesionales veterinarios cuidan y monitorean a los caballos, que están libres de la anemia equina. Además, al lugar, de acuerdo a Llorens, acude dos veces al año el Servicio Nacional de Calidad y Salud Animal (Senacsa).
“El Senacsa declaró este lugar libre de anemia equina, que es una enfermedad común acá, sobre todo en el campo. Puede ser transmitida por un mosquito”, explicó.
Además de los caballos, Llorens mantiene en una misma estancia a un total de 820 perros “cuidados, nutridos y amados, porque no les falta absolutamente nada”.
“Los animales merecen vivir tranquilos”, expresó Llorens, aludiendo al maltrato que pueden sufrir por causa del abandono y la negligencia.
Llorens precisó que existe otro sitio más en donde ella mantiene a un grupo de caballos a los que se busca recuperar de enfermedades por medio de distintos cuidados, también a cargo de veterinarios profesionales.
Protegidos. En una reciente jornada de vacunación, 350 caballos fueron puestos en condiciones gracias a la vacuna contra el garrotillo y la influenza. Junto a estos caballos, la gran familia equina rescatada por Llorens asciende a unos 2.000.
La empresaria resaltó que los animales que ella cuida no están a la venta. Estos entran a los campos, se recuperan, engordan y viven el día a día con tranquilidad. “No son animales de trabajo”, refirió, y contó que encargó la construcción de galpones en los que sus caballos se alimentan y duermen.
“Les damos el desayuno a la mañana y la cena a la noche. Van afuera en el día, al pasto, y a la tardecita noche vienen para cenar. Todos duermen bajo techo”, destacó, mencionando que la alimentación está compuesta por alfalfa y otros balanceados.
La mayoría de estos caballos provienen de la calle, y algunos son el resultado de una cruza con la raza cuarto de milla. Llorens resaltó que también hay burritos, y que tanto caballos como perros se mantienen en el lugar apartados del ruido de la ciudad.