Ninguno de los muertos era del EPP, resultaron ser dos niñas de once años. Y aunque al principio las autoridades presentes pudieron haber estado confundidas, tanto militares, fiscales y el forense, ahora sabemos que aquella misma tarde ellos ya sabían la verdad e intentaron enterrarla.
Lo que sucedió en Yby Yaú, Concepción, fue mucho más que una cortina de humo, como las que nos tenían acostumbrados los gobiernos que usan al EPP para tapar alguna trapisonda.
La confusión generada aquel día sirvió para que en la Cámara de Diputados, colorados cartistas y abdistas, ayudados por los votos en blanco de liberales, mandaran al archivo el pedido de desafuero del diputado de Colorado Añetete Éver Noguera, quien fue imputado por administración en provecho propio y asociación criminal, en el caso que investiga al senador Rodolfo Friedmann, por negociados en la compra del almuerzo escolar de la Gobernación del Guairá.
Días después, el ministro de Educación se burlaba vía Twitter del reclamo de la Cancillería argentina, que demandaba al Gobierno paraguayo el esclarecimiento de la muerte de las dos niñas presentadas como abatidas en un campamento del EPP. Eduardo Petta escribió: “¿Sobre Acosta Ñu?” Por supuesto le dijeron de todo, menos que es lindo. Y sumó con eso más interrogantes a la pregunta de por qué sigue siendo ministro de Educación.
En medio de la humareda y la confusión también aprovecharon los diputados para quitarle a la ciudad de Asunción un espacio verde, la plaza Eligio Ayala, en las inmediaciones del Congreso Nacional, para transferirla a favor del Estado y convertirla en un estacionamiento.
Para cuando llego el fin de semana el panorama ya estaba terriblemente más claro. Las “abatidas” por la FTC no eran sino dos niñas de 11 años; y las autoridades quemaron todas las evidencias del caso. Entonces, en medio de los reportes terroríficos del Ministerio de Salud sobre los aumentos de casos de Covid-19 y un promedio de 20 muertes por día, van unas a pintarrajear el Panteón Nacional en señal de protesta por la muerte de las niñas.
¡Escándalo!
Ni Flash se mueve tan rápido como lo hizo la Fiscalía que abrió una investigación y ordenó la detención de tres mujeres por la quema de una bandera y daños al Panteón de los Héroes. Las que fueron a escupir sobre los huesos de nuestros héroes patrios lograron desviar la atención de lo que de verdad era importante, y son culpables de haber movilizado un verdadero exa patrioteril.
Todos los que se quedan calladitos cuando intentan robarnos Itaipú, cuando faltan medicamentos para los enfermos con cáncer, los que nunca reclamaron mayor inversión en salud y educación, y los que siempre votan por darles impunidad a los ladrones del Estado, se rasgaron las vestiduras y lloraron por un pedazo de tela y un poco de pintura, mientras los cadáveres de dos niñas seguían en la morgue.
Pero no, señora lectora, no acaba aún esta cronología. El domingo por la noche, desconocidos depositaron varias coronas de flores enfrente al local del Partido Colorado, con leyendas, tales como “FTC, 14 millones de dólares, dos niñas muertas” y “Vándalos de la Patria”. Y enseguida apareció la policía, digna de los peores tiempos del dictador Stroessner, a investigar quiénes depositaron las flores frente a la ANR, incluso fueron a la florería a intimidar al dueño, según dijeron.
En toda esta semana infernal lo único que importa para indignarse es que eran niñas, y el Estado debió protegerlas en vez de matarlas; porque, como escribiera Bertolt Brecht: “Qué tiempos los que vivimos, que hay que defender lo obvio”.