Esta nueva legislación del fútbol británico incorporará cambios como la existencia de un regulador independiente que rija en disputas la participación de los aficionados en la toma de decisiones de los clubes, evitar la creación de “superligas” y la realización de un nuevo test de dueños y propietarios para prohibir la entrada de inversores extranjeros cuya riqueza provenga de negocios cuestionables, esto último algo que está en el debate actual.