El presidente presenta hoy a las 20:00 su primer informe de gestión ante el Congreso, como lo señaló, “de frente al gran pueblo paraguayo”, y se espera un fuerte contenido económico, además de las reformas administrativas en las instituciones, que llevaron varios proyectos, como la ley de reorganización del Estado, del servicio civil, creación del Ministerio de Economía, Ley de Pensiones, entre otros.
“Cada palabra lleva el peso de sus sueños y esperanzas. Hemos recorrido un camino lleno de desafíos y seguimos avanzando con determinación hacia un futuro más justo y próspero. Gracias por su confianza y apoyo. ¡Seguimos construyendo el Paraguay que todos soñamos!”, expresó el mandatario en redes sociales.
Si bien al principio del periodo, tras la campaña conservadora radical del ala más dura del cartismo, se aguarda que el Gobierno pueda profundizar la atención de las demandas en salud, educación, frenar la ola de inseguridad y el avance del crimen organizado. Entre algunas acciones, el Ejecutivo pone énfasis a programas relacionados a subsidios, vivienda, empleo y lucha contra la pobreza. Incluso, se mostró a favor de la intervención del Estado cuando se habla de precios de combustible, empresas públicas y costos de medicamentos.
Su riñón político. Peña se adaptó políticamente a dos fuerzas muy influyentes en su gobierno, una interna, que es su partido, la Asociación Nacional Republicana y su líder, Horacio Cartes. De hecho, dos veces, fue donde primero rindió cuentas. El presidente sabe que sin sus bases no podrá gobernador e hizo muchas concesiones como el reparto de los recursos de la alimentación escolar del programa Hambre Cero, que por la eliminación del Fonacide le llevó a confrontar a una gran movilización estudiantil por el arancel cero en universidades.
La segunda fuerza es externa, y es Estados Unidos, que le marcó la agenda de seguridad en lucha contra la corrupción y en su relación con Taiwán para seguir poniendo freno a China.
Además, el Gobierno de Joe Biden mantiene una gran rivalidad con Cartes, con lo que Peña debió lidiar desde el inicio.
Ausencia. En el gobierno de Peña fue muy preponderante la brutalidad política de Honor Colorado no solo para ocupar cargos en estamentos claves, principalmente la Justicia, como el caso de Alicia Pucheta en el Jurado y el Consejo, para protección de Cartes y los demás miembros del movimiento, como Erico Galeano, sino también por la imposibilidad de que surja una disidencia dentro del partido ni una fuerza opositora. El caso de la expulsión de Kattya González fue el más evidente, lo que incluso levantó alertas a nivel internacional. Por este motivo, el senador Ignacio Iramain, suplente de la ex legisladora, no acudirá al informe de gestión como señal de protesta.
Corrupción. Peña protegió a su sector político con varias obras, como el rechazo a la ley del Tribunal de Cuentas o la transformación de la ley de conflicto de intereses, intento de aumentazos.