La música, en particular la cumbia, marca la vida de cinco jóvenes privados de libertad, quienes ayer dieron un concierto con su grupo Alta Gira Paraguay, en la Penitenciaria Nacional de Tacumbú.
Con muchas ganas y varias horas de dedicación diaria, el quinteto fue consolidándose y ahora se muestra cómodo tocando covers de cumbia y hasta temas propios.
Miguel Sarabia, alias Miki, es tecladista, primera voz y cabeza del grupo Alta Gira Paraguay. Sueña con que sus canciones lleguen lejos. Dice que esperan poder grabar un disco, aparecer en espacios televisivos y vivir de la música cuando estén en libertad.
Irónicamente, el líder de la agrupación aprendió a tocar el teclado sin el instrumento, y sus ensayos iniciales fueron con un papel que tenía dibujadas las teclas. Luego pudo acceder a un instrumento prestado. Recibió la instrucción de su colega músico, el rosarino Gustavo Acuña, hoy guitarrista y segunda voz de la banda que ya cuenta con más de un año de actividad. También forman parte del proyecto musical Alberto Carballo (bajo), David Bicho Rodríguez (batería eléctrica) y Rafael Garay (timbal).
Temas propios. Pese a las dificultades, lograron grabar su propia canción La última visita y también prevén registrar dos más. Para conseguir sus instrumentos, tuvieron el apoyo de autoridades del penal.
Fue clave la ayuda del músico Maxi Mendieta, del grupo Hey She Kp y amigo del vocalista líder, quien prestó sus equipamientos para la grabación, además de permitir la difusión de su canción en radios y redes sociales.
Recientemente compusieron una pieza dedicada a Richard La Pantera Moray, el campeón sudamericano de boxeo privado de libertad.
El grupo continuó tocando gracias a Miki, quien insistió con los ensayos y la obtención de los instrumentos. El director del grupo es Gustavo, quien retomó el oficio musical del cual estaba alejado.
El baterista Bicho Rodríguez alguna vez fue parte de Remixeros y Máximos Cumbieros, y en estos diez años de encierro también se había apartado de la música.
Rafael, encargado de los timbales, prefirió abandonar el rock para sumarse a la ola cumbiera de sus colegas y así dar ritmo a la banda.
Pese a que cada uno llegó al penal por distintas causas, hoy pueden demostrar su talento gracias a la música, un respiro y un punto de unión para sus vidas.
MÁS. El quinteto musical es parte del programa de reinserción social del Ministerio de Justicia, que brinda la posibilidad de formación en el arte tras las rejas y de luchar contra el estigma social. Cuentan con el apoyo de la dirección de la penitenciaría, a cargo de Jorge Fernández, y la jefatura cultural de Tacumbú, bajo la responsabilidad de Basilio Benítez.